Inicio Grandes Circuitos DP World Tour Un pequeño y bello escalofrío recorre la espalda 37 años después
Javier Ballesteros pisa por primera vez el escenario donde su padre ganó el Open en 1984

Un pequeño y bello escalofrío recorre la espalda 37 años después

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Javier Ballesteros y Carmen Ballesteros, en el Old Course de St Andrews este martes. © David Cannon

Son las 09.30 en St Andrews, hace frío y llueve, lo lógico en esta coqueta ciudad escocesa cuando octubre se acerca irremediablemente. Javier Ballesteros llega al tee del 1 para jugar su vuelta de prácticas. Le acompaña Carmen, su hermana y ojito derecho de Seve, que esta semana llevará la bolsa. Es entonces cuando se produce uno de esos momentos que se quedan grabados para siempre en la memoria…

Javier está en St Andrews porque este miércoles tendrá lugar aquí el estreno de la serie de televisión sobre Seve impulsada por el Royal and Ancient y que se emitirá en Rakuten TV. A David Cannon, el autor de las mejores fotos que se han hecho de Seve, le pareció una buena idea proponer a Johan Rupert, promotor del Alfred Dunhill Links Championship, otorgar una invitación al hijo mayor del genio de Pedreña para que jugara el torneo. A Rupert le encantó la propuesta y Javier aceptó feliz. Jugará el torneo formando equipo con Martin Slumbers, el gran jefe del Royal and Ancient.

Esta mañana, bajo la lluvia y bien pertrechado de ropa, Javier ha pisado por primera vez en su vida el Old Course. Jamás había estado, ni de vacaciones, ni de paso, ni por supuesto para jugar un torneo. La sangre de Seve, sangre cántabra claro, corre por sus venas, por lo que Javier es un tipo recio, duro, poco mitómano y alejado de sensiblerías. No había sentido la necesidad de estar en St Andrews. Sin embargo, hoy, antes de salir por el tee del 1, se ha acercado al green del hoyo 18, que está a la izquierda, y un escalofrío ha recorrido su espalda…

Javier ha echado a volar su imaginación y ha intentado contrastar la imagen que tantas y tantas veces ha visto por televisión, la de su padre levantando el brazo al grito de «la metí, la metí» al conquistar su segundo Open Championship, con la realidad. «Ha sido un momento muy especial. Es increíble cómo cambia todo de la tele al directo. El green tiene mucha más caída de lo que parece en las imágenes. Ha sido emocionante estar ahí, en el mismo sitio donde mi padre siempre dijo que vivió el instante más bonito de toda su carrera», asegura a Ten Golf. 

El golpe en el tee del 1 ha quedado también almacenado para siempre en la carpeta de no borrar. «Estar allí, con la casa club detrás, el green del 18 a la izquierda, en St Andrews, donde hay más tiendas de golf que de ropa… es una sensación tremendamente especial, es distinto a todo. En la salida le he pegado para adelante y punto…», afirma. Ha jugado 18 hoyos, aunque no ha sido una vuelta de prácticas normal de un torneo. Ha ido con tres amateurs, algo habitual en este torneo clásico del European Tour de formato ProAm y ha hecho varias entrevistas. El hoyo 18 lo ha jugado con un micro mientras grababan un vídeo. «No ha sido fácil ir concentrado y algún despiste he tenido, como en el hoyo 3, que he tirado a la bandera del 15», reconoce divertido. No crean que es tan extraño. El 3 y el 15 comparten green, como otros muchos en el Old Course. «Me lo ha dicho uno de los amateurs: tranquilo que no eres el primero ni vas a ser el último al que le pasa», señala.

Javier ha terminado la vuelta encantado. Le pone muy buena nota a la primera ronda de su vida en el Old course. No las ha contado porque no lo hace nunca en estas rondas de entrenamiento, pero se lo ha pasado bien y ha tomado muy buena nota de lo que le espera esta semana. «Me ha gustado mucho, creo que Carnoustie es mejor campo, pero el Old Course está francamente bien. No es fácil desde el tee porque hay líneas que no están muy claras, pero me he hecho una idea buena para el torneo. Lo que más rabia me ha dado es no hacerle birdie al 18. He tirado un putt de cinco o seis metros pero no ha entrado», explica.

Hablando de Carnoustie, también lo jugó ayer por primera vez y terminó encantado. Aprovecha, además, para realizar una reivindicación. «Me ha parecido un campazo espectacular. Además, nos pilló uno de esos días británicos, con mucha agua y viento, lluvia horizontal. Es una maravilla de campo y muy difícil. Los tres últimos hoyos para acabar son brutales. Me he acordado de Sergio García. Soy un fan incondicional suyo y ahora si cabe aún más. Los que dicen que no entienden cómo no hizo cuatro en el 18 cuando se le escapó el British con Harrington no tienen ni idea. Hay que ponerse allí. Tuvo mala suerte con el putt. Sergio es buenísimo y me da mucha pena de que en España esté infravalorado por alguna gente. Es el mejor ‘ball-stricker’ de los últimos veinte años y, además, es una persona que gana mucho de cerca», afirma con contundencia.

Javier ha vuelto 37 años después al escenario de uno de los momentos más míticos de la historia del golf y, seguramente, el clímax de la carrera de su padre. Había estado en Lytham, Royal Liverpool, Troon, pero faltaba el Old course. Deuda completada, aunque él nunca lo vio así. Por cierto, recomienda vivamente que se vea el documental de Seve. «Creo que le hace mucha justicia a mi padre. Es espectacular y estoy convencido de que va a gustar mucho. Sinceramente creo que no se puede hacer mejor», asegura.