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Mallorca Golf Open | Historia de una tertulia improvisada en torno al sufrimiento

Una espantada de Chris Wood acaba con una hora de angustia infinita

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Sebastián Garcia Rodríguez
Sebastián García Rodríguez. © Thos Caffrey | Golffile

«Nada, tranquilos, una aplicación que tengo en el móvil dice que el corte va a ser -1 en más de un 90 por ciento de posibilidades». Quien habla es Ángel Hidalgo, que acaba de terminar su segunda ronda en el Mallorca Golf Open precisamente con un acumulado de -1. La aplicación se llama Data Golf.

Nos enseña la pantalla de su dispositivo y, efectivamente, pone un 92,4% de posibilidades de que el corte sea -1. En ese momento, el -1 es puesto 60º. Pasan 65 y empatados, pero hay muchos jugadores en el campo con -1 y al PAR. La aplicación puede decir misa, pero la realidad es otra. Justo en ese momento arranca una hora de angustia absoluta. Son las seis de la tarde. Hora taurina por excelencia.

Los alrededores de la casa club de Son Muntaner son un hervidero. La tertulia se va haciendo cada vez más grande conforme van acabando los golfistas españoles de la tarde. Todos entienden la situación. En días así es cuando el golf se convierte en el deporte menos individual de todos los individuales que existen. Tanto los que se juegan algo como los que no hacen piña. A nadie se le escapa por lo que están pasando aquellos que luchan por salvar la tarjeta.

Uno de ellos, Álvaro Quirós, va -1 a falta de dos hoyos, pero lo soluciona con un final brillante, dos birdies en sus dos últimos hoyos. Una vida extra para el de Guadiaro. Acaba su vuelta, firma la tarjeta, resopla y se incorpora a la tertulia. «Por qué te haces ilusiones si ya sabes lo hay». La frase la ha dicho el propio Álvaro en voz alta en el green del hoyo 3, en mitad de su vuelta, después de pegar una espantada «del terror» a la derecha en el 18 y cometer doble bogey. En el 3 hacía otro bogey y comenzaba con su retahíla… Que si no hay manera, que no hay más cera que la que arde, que de donde no hay no se puede sacar… Sin embargo, y se ponga como se ponga, sí hay más cera que la que arde, sí hay de donde sacar… Y para muestra los dos birdies finales para -3. Ahí está, en la pelea por todo con 36 hoyos por delante. A ocho golpes del líder Dale Whitnell (-11).

Mientras Quirós va contando lo suyo, el resto de la tertulia va haciendo cuentas con el corte, se quema el ‘scroll’ del móvil actualizando los resultados en la aplicación del DP World Tour. Los caddies se unen al sufrimiento compartido. Que si Van Rooyen es clave, que si Soderberg viene -1 y le queda un hoyo, que si Sebastián García Rodríguez también viene -1 y tiene un putt en el hoyo 9 que puede sacar a todos… Cábalas, cuentas de la lechera, sufrimiento, mucho drama.

Hay caras más desencajadas que otras. Sebas ha firmado un birdie salvador en el hoyo 8. Hoy se ha dejado algún año de vida por el campo… y Mónica, su mujer, también. «A mí no me había contado que esto era tan duro», comenta con una sonrisa, aunque muy en serio. Sebas ha acabado con -1 y no se une a la tertulia. No le dan los nervios. Prefiere pasar solo este mal trago que le queda. Al acabar pensaba que había pasado el corte, pero ahora ve que el -1 está justo en el puesto 65º y aún quedan jugadores. «¿Dónde está el de la aplicación que calcula las probabilidades del corte?», se escucha por ahí en tono de queja. A ver si ahora la culpa va a ser de la aplicación. Con la angustia todo vale.

Soderberg y Van Rooyen fallan el putt que tenían en el 18 para dejar a todos los -1 fuera del corte. O eso pensábamos todos, ya que de pronto alguien se da cuenta que no, que el putt de Van Rooyen era para doble bogey porque había tirado fuera de límites la primera bola. Uno menos. El sudafricano pierde la tarjeta del European Tour porque no va a jugar en Portugal y ocupa el puesto 117 en la Race to Dubai. Curioso. No es muy habitual. Tiene la del PGA Tour, pero ha perdido la de Europa.

Antes de Sebas había terminado Pep Anglés (-1). Lo mismo. Ha celebrado por todo lo alto un putt milagro de tres metros en el 9 para salvar el par y acabar -1. Piensa que está dentro, pero el 65º amenaza como un monstruo de tres cabezas. «Que sea lo que tenga que ser, pero ojalá estemos dentro», asegura siempre calmado mientras se marcha del club actualizando los resultados…

El -1 parece seguro a pesar del puesto 65, pero de pronto, alguien da la voz de alarma y grita: «¡¡Julien Bruuuun!!». Es Diego Suazo, caddie de Nacho Elvira. A Diego se le escapan muy pocas, por no decir ninguna. En efecto, el francés está al par y tiene una clara opción de birdie en el 16. La mete y se pone -1 con dos hoyos por delante, entre ellos el par 5 del 17. «Ojo que este tiene pegada para llegar de dos».

Mientras va discurriendo esta hora de tensión, Rafa Cabrera Bello (-2) termina su vuelta y comenta: «hombre, ya me tocaba trabajar un fin de semana…». Siempre vienen bien las gotas de buen humor del canario en estas situaciones. Recuerden que venía de tres cortes seguidos fallados.

En este momento hay dos españoles que lo están pasando fatal. Obviamente, todos quieren pasar el corte en -1, pero los pensamiento están en Anglés y Sebas. Los dos penden del hilo de Brun para pasar el corte y están luchando por la tarjeta. Si hace un birdie, se acabó… Más ‘scroll’, más resultados, más ‘shot tracker’ para ver el golpe a golpe… «Ha fallado la calle, ya no llega de dos», apunta el dedo más rápido de Mallorca para actualizar pantallas de móviles.

Justo en ese instante, cuando en el reloj dan la siete de la tarde, el sol se está poniendo en Son Muntaner y Brun está midiendo la distancia para su segundo tiro, Chris Wood acaba de golpe con la angustia. El inglés venía -3, pero acaba con doble bogey en el 18 tras pegar otra ‘espantada’ a la derecha desde el tee de salida. Parecida a la de Quirós. «Seguro que no se ha ido tanto como la mía», dice el andaluz. Muy él. Un poquito de castigo extra.

Fin. El -1 sube al puesto 64º y ya no hay más cuentas que hacer. Está dentro del corte. Sebas, Anglés, Hidalgo y Otaegui, entre otros, jugarán el fin de semana. «Otaegui da lo mismo que ganó el domingo y seguro que tampoco le importa demasiado», suelta un espontáneo entre risotadas. Tampoco es eso, hombre.

 

Una hora de angustia. De reloj. Una hora de auténtica competición, de nervios reventados, tragedia y gloria. Esto no lo encontrarán en LIV Golf. Habrá otras cosas, seguro, pero esto no.

Resultados en directo del Mallorca Golf Open 2022