Inicio Grandes Circuitos DP World Tour «No me hice profesional de golf para dejar de jugar a los...
Entrevista sobre presente y futuro con Gonzalo Fernández Castaño

«No me hice profesional de golf para dejar de jugar a los 41 años»

Compartir
Gonzalo Fernández Castaño. (© Golffile | Eoin Clarke)

Gonzalo Fernández Castaño deja atrás un año 2021 muy complicado en lo deportivo. Ha sido la peor temporada de su carrera, con sensaciones muy malas y un futuro incierto. Le cuesta reconocerse en la competición, pero no todo es malo. Hay también señales positivas y, sobre todo, hay ganas. Aún no ha llegado el momento de tirar la toalla. Ni mucho menos. En su mensaje hay optimismo, pero también mucha cautela y precaución. «Hay mucho estiércol que limpiar», asegura, aunque añade: «el estiércol también sirve para que creza alguna flor». Gonzalo se sienta con Ten Golf para charlar sobre su presente y su futuro, sin paños calientes ni rodeos, afrontando cada pregunta con su honestidad y valentía habitual.

El balance de 2021… «Ha sido un truño en toda regla. En lo deportivo ha sido un año terrible, he jugado mal. Empecé el año con ilusión, con ganas y también con incertidumbre porque no sabía lo que iba a poder jugar debido a mi categoría. Sin embargo, después he jugado mucho. Mi primer torneo fue en Qatar y a partir de ahí, salvo los Grandes, Rolex Series, WGC, y quizá el Irish Open, he entrado en todos, lo que indica viendo mi posición en el ranking que ha sido un año malo. Empezamos con ilusión, con unos cambios en el swing con José Carlos Gutiérrez que funcionaban en el campo de prácticas, pero que en competición estaban cogidos con alfileres. En abril-mayo decidí empezar a trabajar con David Castillo y hacer el cambio de swing. Desde entonces, ha habido de todo. Empezamos con pies de plomo para no hacer cambios radicales en mitad de temporada. Pasé de pegar una bola que salía por la izquierda a cambiar y sacarla por la derecha. En el campo de prácticas se veía bien, pero en el torneo tampoco funcionaba. El punto de inflexión fue en Sancti Petri, en el Challenge Tour, el único torneo del Challenge que he jugado este año. Ahí vimos que no íbamos por la dirección correcta y decidimos hacer el esfuerzo y el sacrificio de hacer cambios de más calado y así fue. Desde ahí, desde junio, julio, le he pegado mucho mejor a la bola y he empezado a ver avances, aunque los resultados no han acompañado mucho. En Madrid y Valderrama jugué bastante bien. Llevamos una línea de trabajo mejor encaminada. Pero vamos, el resumen del año es una mierda pinchá en un palo…».

Gonzalo Fernández-Castaño. (© Golffile | Oisín Keniry)

¿En qué punto te encuentras ahora mismo respecto a esos cambios de swing?… «Como estoy sin competir y no sé cuándo volveré a jugar torneos, seguramente hasta mayo no tenga ninguno en el European Tour, tengo tiempo y vamos a hacer cambios. Me tomé un mes después de Mallorca donde no toqué un palo y hemos empezado hace un par de semanas. Seguimos en la misma línea de trabajo, reforzando un poco más el movimiento, haciendo unos cambios más exagerados. Queremos darle un empujón y ver qué pasa y el año que viene veremos qué puedo jugar y qué hago con mi vida porque en lo deportivo está un poco partas arriba».

Las ganas de competir siguen muy frescas… «Sí es verdad que si uno mira la trayectoria de los últimos años está claro que estamos dando pasos atrás, vamos en la dirección equivocada, en lo que a ranking, dinero, torneos… y eso te hace replantearte la situación. A mí lo que me gusta es competir y si lo dejara lo iba a echar mucho de menos. Soy muy competitivo y me gusta ganar hasta a las canicas. Me gusta mucho competir y lo que mejor sé hacer es competir, aunque en los últimos años no he luchado por ningún título y eso te merma la moral, la autoestima y te quita las ganas de seguir en ese circo en el que vivimos los jugadores; que es muy bonito cuando te va bien, pero que cuando se tuerce es complicado porque estás lejos de casa, mucho tiempo solo. Cuando va bien es gratificante y los pros compensan esas contras que tiene, pero cuando ves que no estás jugando bien, tienes ese cargo de conciencia de que no estás ejerciendo en el aspecto familiar, ya que estás lejos de ellos, ni en el profesional tampoco porque no estás aportando a la causa familiar. Si al menos estás ganando dinero y aportando, bueno, pero tienes esa espinita de que no aportas en ninguna de las dos facetas».

Gonzalo Fernández-Castaño. (© Golffile | Oisín Keniry)

Cómo está el ánimo… «Estoy un poco desalentado porque son muchos meses y varios años sin estar arriba. Yo nunca fui muy consistente, pero cuando estaba arirba, sacaba las uñas, las garras y rascaba algo como quien dice. Pero ahora lo peor de todo no es que esté pegando mejor o peor a la bola, que no creo que le pegue peor que antes, pero tengo la sensación de que se me ha olvidado competir, he perdido ese colmillo que antes tenía, no sé si es la obsesión por el swing, la técnica, falta de confianza o qué, pero siento que se me ha olvidado hacer pocas. El ejemplo perfecto es el último torneo en Mallorca. Empecé con -5 o -6 y el segundo día, un día de viento, complicado, de agarrarse los machos y hacer pocas, de los que a mí me gustaban… hice +4, +5 para pasar el corte de milagro. Se me ha olvidado hacer pocas independientemente de cómo le esté pegando a la bola. Al final, como dice mi amigo Borja Quiepo de Llano, esto es una mano de cartas que te reparten y tú tienes que jugar con esas, sean buenas o malas. A mí se me han olvidado jugar con las cartas que toquen. Si no tengo un póker de ases no sé hacer pocas».

Pero también están esas vueltas bajas de Santa Ponsa, Valderrama… «Hay muchas cosas positivas y buenas. El Open de Holanda, por ejemplo, que se me viene ahora a la cabeza, fue un poco frustrante. En la vuelta de prácticas el primer día no hice un bogey e hice 65 o 64 golpes, en el Pro Am más de lo mismo, 64-65 con un bogey en el penúltimo hoyo… Estaba pegando espectacular, pensando ya verás mañana la voy a romper y firmé 44 golpes en mis primeros nueve… A partir de ahí, sí jugué muy bien aunque fallé el corte cómodo. Cómo puedes venir de hacer 18 birdies un eagle y un bogey en 36 hoyos a firmar 44 en nueve. Ese dislate no tiene ni pies ni cabeza. Soy capaz de pegar golpes muy buenos, quizá mejores que en mi mejor época, pero por otro lado he perdido lo que yo llamo el colmillo, lo que tiene un jugador como Pablo Larrazábal, que igual técnicamente no ha sido el mejor, pero tiene una garra y unos huevos como el caballo de Espartero. Se trata de hacer pocas con lo que tengas, te guste o no y a mí eso me está costando mucho, sobre todo durante cuatro días seguidos. Antes te podía valer con tres vueltas buena y una regular, pero hoy necesitas cuatro vueltas sólidas. El nivel ha subido mucho y necesitas una solidez excepcional».

Gonzalo Fernández Castaño, con los trofeos de campeón de Madrid de Profesionales.

Aunque sea difícil verla, hay luz ahí al final del túnel… «Yo soy muy luchador. No bajo los brazos, aunque esté jugando mal y empiece con 44. Siempre voy a luchar por pasar el corte. Siempre lucho y mis vueltas no son tan malas, las consigo maquillar… También es verdad que cuando me quedo lejos del corte el swing se libera y empiezan a pasar cosas buenas. Me ha venido a la vuelta otra vuelta insólita. En Valderrama hice el primer día +6 ó +7 cogiendo 12 o 13 calles. Hacer eso en Valderrama cogiendo tantas calles es para que te lleven preso. Al día siguiente hice -2 o -3 en condiciones complicadísimas. Es como una de cal y otra de arena. Tienes momentos que dices ya lo tengo, por ejemplo este año con las previas del British Open, jugué de miedo y dije, ya está, lo tengo, empiezo a ver la luz y después ¡zas!, bofetón… El golf es así, es un deporte de humildes, cuando crees que lo tienes te da el revolcón, pero esta última temporada me he llevado más revolcones de la cuenta…»

Por lo que cuentas, parece más un asunto mental que otra cosa… «En mi caso es un factor mental al ciento por ciento, es un tema de creérmelo, de saber perdonarme. No me paso una, es una tema de perfeccionismo desmesurado, cuando este deporte, si algo me debía haber enseñado, es que esto no es un deporte de perfección, es una cuestión de aceptar el fallo, de saber que obviamente has entrenado bien y que tienes altas probabilidades de que salga bien, pero también puede salir mal, puede ocurrir. Cada golpe no puede ser un examen constante y en mi caso es así, no me doy permiso para fallar. Eso hace que la confianza no sea la ideal. O lo estoy haciendo muy bien o muy mal y eso mentalmente es un peaje que pesa mucho y en eso quiero trabajar. Estos meses sin competir me van a venir bien. Yo voy a ser golfista toda la vida, me guste o no me guste. La parte mental es la más sencilla y complicada a la vez, hacer introspección y ver lo que estás haciendo mal entre oreja y oreja, analizarlo y tratar de darle la vuelta. No es sencillo».

Cómo estás haciendo todo ese trabajo mental… «Estuvo por aquí en Acción de Gracias Arturo Tenacio, mi psicólogo durante años en Estados Unidos, y estuvimos trabajando. Me hizo un test de personalidad y dio unos resultados bastante curiosos, pero muy acordes a los que estaba pasando y reflejaban muy bien lo que estaba ocurriendo, mi realidad. Le pregunté si cambiaría en caso de hacer el mismo test en una época con mejores resultados y me dijo que algo cambiaría pero muy poco. Salieron cosas interesantes y todo tenía mucho sentido. Me vi muy reflejado cuando me explicaron los resultados. Estamos haciendo ese trabajo y tratando de quitar un poco todo el estiércol de la cabeza, aunque después ese estiércol sirva para que crezca alguna flor».

Tu carrera hasta aquí es fantástica. Perfectamente podrías decir hasta aquí hemos llegado y bien, pero da la sensación de que aún te quedan cosas por abrochar… «Creo que todavía puedo seguir mejorando, creciendo y jugando mejor de lo que jugué en su momento. Echo la vista atrás y he conseguido cosas que seguramente ni hubiera pensado cuando empecé en 2004. Si me dicen que iba a ganar siete veces en el Tour no me lo habría creído, pero tengo años por delante para seguir mejorando. Tengo un problema y es que me gusta acabar las cosas que empiezo y soy muy competitivo. Cuando me hice profesional no lo hice para acabar a los 41 años, sino con la idea de jugar en el PGA Tour Champions alguna vez. Tengo años por delante y veo carreras como las de Lee Westwood o Richard Bland y eso te da esperanza. Si hay que pasar por el Challenge y remangarse para después ganar en Belfry, estoy dispuesto. Pienso que tengo años por delante y, sobre todo, físicamente me siento bien. Tengo desventaja en cuanto a pegada, pero no porque yo pegue poco, sino porque ahora los chavales pegan una locura. Sin embargo, físicamente estoy mucho mejor que en 2011. Es que no lo quiero dejar ahora, no me duele nada, no es el caso, me duele al alma, pero nada más. Tengo años por delante y me apetece seguir intentándolo, no sé cuánto, pero ahora me apetece».