La irrupción de LIV en el mapa del golf mundial está provocando una serie de efectos colaterales que ya se están dejando sentir. Más allá de las sanciones anunciadas por el PGA Tour y el DP World Tour a los jugadores que participen en los torneos saudíes o de la situación en la que queden esos circuitos tras la embestida, hay otros asuntos que se van a ver afectados de una manera u otra, aunque ahora mismo no estén en el primer plano de la actualidad. Uno de esos asuntos, probablemente el más grande en cuanto a repercusión y poderío es la Ryder Cup.
La firme decisión del Circuito Europeo de sancionar económicamente a los ‘rebeldes’ va a traer cola. Sólo por jugar en Londres ya se les ha impuesto una sanción de algo más de 120.000 dólares a los miembros del European Tour y, aunque no es oficial, se está deslizando entre los jugadores que en caso de jugar un segundo torneo, el de esta semana en Portland, por ejemplo, la multa se podría ir a 240.000, exactamente el doble.
Entre los sancionados, obviamente, están Sergio García, Lee Westwood, Ian Poulter, Graeme McDowell o Martin Kaymer. No son cinco nombres elegidos al azar. Cualquiera que mínimamente esté puesto en el golf profesional y en la Ryder Cup sabe que son los potenciales capitanes del equipo europeo en las próximas Ryder, los candidatos con más peso para relevar del cargo a Henrik Stenson, capitán en la próxima edición de Roma en 2023.
Las sanciones impuestas por el DP World Tour están haciendo que algunos de ellos, sino todos, se estén planteando seriamente la posibilidad de renunciar a su condición de miembro del Circuito Europeo, algo que por ejemplo ya hizo Sergio con el PGA Tour. Al de Borriol le dolería más hacerlo con el European Tour, sobre todo pensando en la Ryder, pero no es algo que se pueda descartar. Aún no es una decisión tomada, pero está sobre la mesa.
Si finalmente deciden llevarlo a cabo y salen del Circuito Europeo, ya no podrían ser elegidos para jugar la Ryder Cup ni tampoco podrían ser capitanes salvo que en cambiara la norma, algo que ahora mismo parece muy poco probable, al menos a corto plazo. Más allá del dolor personal que pueda provocar en cada uno de ellos no poder cumplir con este bonito objetivo, este asunto generaría un problema en el propio equipo de la Ryder Cup, sobre todo en el capítulo del capitán. Se estarían eliminando de la ecuación los cinco candidatos con más opciones para los próximos años.
Así las cosas, se provocaría un vacío que habría que llenar de alguna manera. En este sentido, hay un nombre que parecía haber perdido el tren de la capitanía con la incorporación de Stenson a Roma y que vuelve a ganar enteros que es Luke Donald. No hay que descartar al inglés para la Ryder de 2025, aunque cada vez está más lejos de la competición semanal. Otro nombre que podría cuadrar para 2027 o más adelante es el de Justin Rose, siempre y cuando, claro, no decida en el futuro dar el salto a LIV, y la otra opción sería recuperar capitanes pasados, al estilo de José María Olazábal, Paul McGinley o el mismo Thomas Bjorn o Padraig Harrington, así como algún vicacapitán como Robert Karlsson. No, no se nos ocurrirá meter a Nick Faldo entre los canddiatos…
Sea como fuere, la situación no es sencilla. Curiosamente, se ha pasado de sobrar candidatos para el sillón de capitán de la Ryder a quién sabe si tener que rebuscar en el pasado para encontrar al perfil ideal. Esta es una de las consecuencias del cisma que se ha creado en el golf mundial.
Y jugadores, siguiendo el titular.
Sobre todo en el bando americano. Queda año y medio y ya han abandonado el PGA 4 jugadores Ryder: DJ, DeChambeau, Koepka y Reed (aunque no estuviese en la última)
Veremos que pasa en el europeo con las decisiones del DP.
Vamos, que si siguen así, van a descafeinar la competición más bonita del mundo