Callum Shinkwin (-11) y Julien Guerrier (-10) deberían jugarse mañana entre los dos el triunfo en el Cazoo Open (que no es otra cosa que el Abierto de Gales). Inglés y francés aventajan al siguiente en la tabla, el escocés Connor Syme (-5), en seis y cinco golpes, respectivamente, margen que en apariencia es más que suficiente para garantizar su exclusivo duelo en la cumbre. Pero claro, también pareció que Rory McIlroy y Viktor Hovland iban a jugarse ellos, y sólo ellos, la victoria en el Open hace unas semanas, y luego pasó lo que pasó. El golf no entiende de rentas y burbujas intocables.
Shinkwin es un jugador de inspiración y arreones, capaz de llevarse por delante al más pintado, porque su juego puede llegar a ser realmente poderoso. Sin embargo, también ha sido hasta hoy excesivamente inconsistente. En todo caso, en este campo, el Twenty Ten de Celtic Manor (Newport, Gales) sí que se ha comportado hasta la fecha con inusitada solidez. Jugó por primera vez este torneo en 2020 y quedó octavo; después, en 2021 terminaba cuarto; y esta semana, a falta de la ronda decisiva, comanda las operaciones.
Desde luego, el recorrido le entra por el ojo y le va que ni pintado a su juego: su media en el Twenty Ten después de once rondas de competición disputadas es de 68,45 golpes, un registro ciertamente destacable en un campo que suele revolverse con facilidad contra el jugador. Shinkwin, además, ha destacado en todas las ‘versiones’ del campo. En 2020 terminaba arriba en una semana de condiciones cambiantes y muy complicadas; en 2021 repetía arriba en condiciones mucho más generosas; y esta semana, en un escenario híbrido, aunque más cercano a la dureza de 2020, vuelve a estar arriba.
Guerrier responde a un perfil totalmente diferente, aunque coincida con su gran rival en un punto, el de la irregularidad, puesto que el galo falla el corte en uno de cada tres torneos que juega en el circuito europeo. Guerrier es un jugador más limitado, aunque cada cierto tiempo alcanza un pico óptimo de forma y confianza al que trata de sacar el máximo partido. Vaya, como tantos y tantos jugadores que no han alcanzado, ni probablemente lo harán, el rango de primer espada. En realidad, este francés de 37 años ha sido tanto un jugador del Challenge Tour como del DP World Tour (170 torneos ha jugado en el CHT y 173 lleva en el DPWT) y además todavía no ha sido capaz de ganar en la Primera división. Tampoco atesora siquiera un solo segundo puesto, pero es muy cierto que casi cada año se deja ver en los últimos partidos de algún torneo, un paciente aspirante a la caza de ese primer triunfo.
Será interesante comprobar qué perfil se impone mañana. El del veterano que no desiste en el empeño, o el del brioso corcel a quien todavía se espera, incluso, en citas de alto standing. De momento, Shinkwin ni siquiera a alcanzado nunca el top 100 mundial (Número 127 llegó a ser, mientras que el techo de Guerrier está de momento en el 150) y quizá vaya siendo hora de dar el estirón.
Nacho Elvira (-2) es el mejor español, aunque da la sensación de que solo un accidente de Shinkwin y Guerrier podría permitirle defender su título del año pasado con éxito. De todas maneras, el cántabro ha reaccionado con energía cuando la senda se le había puesto realmente cuesta arriba, pues pasaba por el meridiano de la vuelta con un parcial de tres arriba y terminaba firmando una buena tarjeta de 71 golpes, al par del campo. E incluso se dejaba buenas opciones por el camino para de verdad haberse acercado más a la cabeza.
A ver mañana el primer triunfo de alguno de ellos!