No se puede hacer mucho más para ganar un torneo de lo que ha intentado Adrián Otaegui (-20) hoy en la última ronda del English Championship. El golfista español ha salido con el acelerador a fondo, tratando de meter toda la presión del mundo a Andy Sullivan (-27), intentando abrir una y mil puertas, forzando un despiste del inglés, apretando al máximo para provocarle un error, pero nada de eso ha ocurrido.
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Sullivan ha tapado cada hueco con mano de hierro y no ha permitido el abordaje del Pirata y sus 66 golpes. Cuando esto ocurre no queda otra que quitarse el sombrero y felicitar al rival. Simplemente, Otaegui ha sido el primero de los humanos en el Hanbury Manor Golf Course de Herthfordshire, ya que el campeón ha jugado a otra cosa. Su resultado lo dice todo. Esos 27 bajo par se quedan a sólo dos golpes del récord absoluto del European Tour, en poder de Ernie Els desde 2003, cuando se impuso en el Johnnie Walker con -29.
Otaegui estuvo sensacional. No dejó de empujar hasta que la distancia ya fue insalvable. Arrancó con birdies en el 1 y 2, siguió con dos más en el 6 y 7 y cerró los nueve primeros con un quinto para meter toda la presión del mundo a Sullivan. Había salido a seis golpes y lograba colocarse a tres con los últimos nueve hoyos por jugar. Había esperanza y a Sullivan, que no había empezado nada mal con un eagle en el 2, le aparecía de pronto un dolor de muelas.
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Otro birdie más de Otaegui en el hoyo 12 abría una nueva puerta. Fantástico su putt desde el collarín de unos cinco metros con Sullivan como testigo directo de lo que estaba sucediendo esperando desde la calle en el siguiente parido. Si el inglés no hacía el birdie se ponía a dos con un tercio de la vuelta aún por delante. Un mundo. Había emoción. Otaegui se había encargado de fabricarla.
Las cosas, muchas veces, son más sencillas de lo que parecen…
Además, Sullivan con su segundo y tercer golpe ayudó. Se marchó largo al rough en este par 5 y su approach se pasó unos tres metros. Tenía ese putt delicado para birdie. Lo metió y cerró el torneo. Tal cual. Así lo sintió el propio golfista inglés que lo celebró como si fuera el hoyo 18. Cierto que aún quedaba margen y eran tres golpes, pero psicológicamente el torneo estaba cerrado. En los tres hoyos siguientes quedaría visto para sentencia. Sullivan metió un serio compromiso para par en el 13 y embocó dos putts espectaculares de birdie de más de cinco metros en el 14 y 15. Se marchaba a cinco golpes de ventaja y tres hoyos a jugar. No hubo manera.
Otaegui aseguró en cualquier caso una valiosa segunda posición. Es la cuarta vez que acaba en este puesto en el European Tour. Una excelente manera de darle un nuevo brío a una temporada que andaba atascada. En realidad llevaba un año completo donde no terminaba de cuadrar una buena semana completa. Este -20, estas cuatro buenas vueltas, deben servir para mirar de manera diferente al futuro para este doble ganador del European Tour. Un dato revelador de lo bien que ha estado Adrián. Con su resultado de -20 habría ganado 15 de los 17 torneos que se han disputado este año en el European Tour. Sólo habría perdido ante Branden Grace (-21) en el Open de Sudáfrica y esta semana ante Sullivan.
Otaegui conquista un nuevo hito y se mete en la pelea por todo
El jugador inglés conquista la cuarta victoria de su carrera y la primera en casi cinco años. Hacía tiempo que venía anunciando su regreso. No en vano, en los últimos once torneos del European Tour había registrado cuatro top ten. Hoy lo ha confirmado con este contundente triunfo que le permitirá acercarse al top 100 mundial. No hay que olvidar que Sullivan llegó a ser Número 28 del ranking mundial, jugó la Ryder Cup 2016 y diez grandes entre 2015 y 2017. Su mejor puesto fue un duodécimo en el Open Championship de 2016 en Royal Troon. Siempre le ha faltado, eso sí, un gran resultado en una cita de máximo nivel. Ahora se ha abierto la puerta del US Open de Winged Foot para intentar sacarse la espina.
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En cuanto al resto de la Armada, conviene destacar la gran vuelta de 66 golpes de Miguel Ángel Jiménez para despedirse del torneo. Termina en el puesto 44º porque venía desde muy atrás, pero no deja de ir plantando semillas de gran golf allá por donde pisa.