Inicio Grandes Circuitos DP World Tour Un final de culebrón y una sonrisa sincera de resignación
Crónica de la vuelta de Jon Rahm en la primera jornada de la Final de Dubai

Un final de culebrón y una sonrisa sincera de resignación

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Jon Rahm y Rory McIlroy durante la primera jornada del DP World Tour Championship. © Golffile | Mateo Villalba
Jon Rahm y Rory McIlroy durante la primera jornada del DP World Tour Championship. © Golffile | Mateo Villalba

El hoyo 18 del partido estelar, el formado por Rory McIlroy (-1) y Jon Rahm (PAR), de esta primera jornada del DP World Tour Championship, se convertía en poco menos que una romería, con milagros incluidos, aunque cayeran todos del mismo lado: Rory pegaba un mal tiro de salida y su bola, que iba rumbo a la ría que discurre longitudinalmente en este larguísimo hoyo, rebotaba en una piedra y se quedaba jugable, en una zona de pinaza; acto seguido, Rory volvía a contactar defectuosamente en su segundo tiro y su bola, otra vez, iba enfilada a la misma ría, pero volvía a rebotar en una isleta rocosa y saltaba graciosamente a un puente de madera, antes de reposar en un pequeño brazo de hierba, junto a dicho puente…

Jon, sin embargo, después de pegar la mejor salida que en ese momento podía pegarse con el viento revuelto y en contra, un excelente draw al centro de la calle, se iba de segundo al agua, sí, en efecto, a la misma ría que su compañero de partido había burlado sin que nadie supiera bien cómo. Rory salvaría un par divino; Jon se tenía que aguantar con un bogey doloroso, con corbata incorporada en el putt de par. Vaya culebrón lo de este hoyo.

Se daban la mano en el green del 18 mientras el norirlandés le comentaba algo al español y ambos esbozaban una sonrisa, aunque fuera de pura resignación… Perfectamente podría haberle dicho Rory a Jon algo así como “lo siento, toda la suerte me la he llevado yo en el 18”. Pero el jugador vasco nos saca de la duda: “no, me ha dicho que este es el golf que suele jugarse cuando uno lleva cinco semanas sin tocar un palo”. También se entiende el comentario, ciertamente, aunque Jon puntualiza con toda la razón del mundo: “no me vale como excusa porque también he ganado aquí algún año sin haber tocado un palo hasta la misma semana del torneo”.

Antes de la de hoy Jon había jugado 16 vueltas de competición en el Earth course del Jumeirah Golf Estates, todas por debajo del par. En esta ocasión, por primera vez, se ha tenido que conformar con firmar las tablas. Alguna vez tenía que ser, no hay problema o sorpresa con ello. Lo importante es que nadie ha metido hoy la directa, anda todo muy apretado y al fin y al cabo Rahm está a cinco golpes de la cabeza. “Ha sido una pena porque traía bien la vuelta, aunque tengo que reconocer que ha habido algunos golpes malos que se han ido sumando y que terminan pesando en el resultado, pero hay mucho que hacer todavía esta semana”, explica el español.

Hay que señalar que, en efecto, la vuelta de Jon venía en control, como tantas y tantas veces hemos visto a este jugador en este campo. Sus sensaciones no eran probablemente las mejores, pero después de salvar un gran par en el 14, todavía podía esperarse, conociendo el paño, que terminara a rebufo de los líderes, ahí arriba, metido incluso dentro del top 5, quién sabe. Jon siente que hoy ha hecho uno de los peores swings de su vida (precisamente el del segundo tiro en el 18, con la madera 3), pero también ha estado brillante en muchos y variados momentos de la vuelta, incluyendo algunos drives excelentes ¿Le hace falta un poco más de pegamento a su juego? Seguramente, pero él confía en que el asunto vaya de menos a más, a ver si el domingo todavía puede andar en la faena de defender el título con éxito.

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