Inicio Grandes Circuitos La resurrección del Pato Cabrera tras 30 meses en la cárcel
El argentino, cuyo deseo es volver al Champions Tour, acaba en el top ten en su regreso

La resurrección del Pato Cabrera tras 30 meses en la cárcel

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Ángel Cabrera
Ángel Cabrera, en el Abierto del Litoral, donde regresó a la competición la semana pasada.

A veces agarraba una escoba o cualquier palo cuando lo dejaban salir a un campo de fútbol en la prisión y simulaba un swing o dibujaba un putt, comentaba recientemente a Golf Digest en una extensa entrevista Ángel Cabrera, el Pato. Ahora ha vuelvo a la competición después de 30 meses, dos años y medio, entre rejas, los seis primeros en una cárcel de Río de Janeiro, luego, ya en Argentina, en el penal de Bouwer (Córdoba) y finalmente en la Colonia Abierta Monte Cristo, donde realizó actividades agrícolas y ganaderas hasta que cumplió dos tercios de la sentencia y salió en libertad condicional. Cumplió hasta el pasado 4 de agosto varias penas por violencia de género después de ser arrestado como prófugo en Brasil y 25 días después de su liberación regresó a la competición en el Club de Golf El Terrón de Mendiolaza, donde la semana pasada se celebró el Abierto del Litoral, donde terminó en un notable décimo puesto con -11. Ganó el amateur Joaquín Ludueña en el playoff a Alejandro Tosti.

Pero el centro de atención estaba puesto en el Pato. El jugador de 54 años, que llegó a dormir sobre el cemento del suelo en muchas ocasiones durante su cautiverio, fue tajante cuando habló para el periódico La Nación: «De golf hablamos todo lo que quieras, el resto ya lo saben». El ganador del US Open 2007 y el Masters 2009 registró rondas de 71-66-67-69 en su primer torneo desde que disputó el PGA Tour Champions en 2020.

En Bouwer, a los reclusos que se portaban bien se les permitía visitas de dos horas con sus parejas cada 15 días. En noviembre de 2022, Yamila Álvarez, su pareja durante cuatro años, dio a luz a su hijo. Se casaron dos meses después de su liberación. «La llegada de Felipe ayudó mucho», afirmó Cabrera y agregó que volver a ser padre «me hace más fuerte, querer mejorar, para poder estar ahí para él y ayudarlo a crecer y convertirse en una buena persona».

«Ya no busco culpables. Mientras estuve detenido, me di cuenta de que si todavía hubiera estado libre y me hubiera comportado como lo había hecho, probablemente no estaría vivo. Hubo noches en las que me quedé en mi celda agradeciendo a Dios por mi encarcelamiento. Lo que había estado haciendo era una locura», dijo. «Me hice todo esto a mí mismo. Pero ya está hecho. No puedo borrar cómo actué. Lo único que puedo hacer es seguir adelante y hacer algo diferente», confesó el Pato a Golf Digest, señalando que durante sus últimos seis meses en prisión estuvo solo después de que su compañero de celda fuera liberado y leyó viejas revistas de golf con artículos sobre él mismo. «Me daba nostalgia, pero me ayudó a pasar el tiempo», apuntó. «Recuerdo casi todos los golpes de ese domingo que gané el Masters y los repetía en mi mente: el playoff, el famoso tiro que hice entre los árboles…». El golf como terapia.

«Pensé en regresar todo el tiempo que estuve en prisión», dijo. «Mi objetivo es prepararme y jugar el Champions Tour. El golf lo es todo para mí. Es mi vida. Tengo que continuar», afirma el argentino. Hoy está embarcado en una etapa de reconstrucción en todos los planos. Más allá de lo anímico y lo afectivo, lo laboral: «En breve voy a la Embajada de Estados Unidos para ver si me renuevan la visa; la tengo vigente, pero se me vence en marzo. Si me la renuevan ya armo el calendario para arrancar el Champions Tour y combinarlo con el circuito de Europa, en donde por suerte ya me habilitaron para jugar; eso me deja más tranquilo», describe a La Nación. ¿Podrá volver a jugar el Masters, en donde tiene un lugar de por vida por su condición de campeón? El Augusta National se reserva invitar a quien quiere. Ajeno a estas circunstancias, que ya no dependen de él, Cabrera comenta: «Claro que quiero estar en el Masters. Quiero jugar todo lo que pueda en el calendario, estoy con muchas ganas», revela.

Hace una semana, en una reunión en Palm Springs, directivos del PGA Tour y del Korn Ferry les preguntaron a dirigentes de la Asociación Argentina de Golf por Cabrera, pero más que nada desde el plano humano, fuera de lo deportivo. Ellos deberán determinar si el jugador podrá volver al Champions Tour después de evaluar la documentación legal y evaluar si está en condiciones de volver a ser miembro.

En el Abierto del Litoral no se separó de él su íntimo amigo Ricardo González, contemporáneo suyo y anfitrión del torneo, que no formó parte del certamen por una contractura. En su regreso a la vida normal, se encontró con la bienvenida de viejos compañeros: «Recibí mensajes de Ernie Els, de Retief Goosen, de Rory Sabbatini, de Nick Price, de Gary Player, que me mandó una carta. De mucha gente que me conoce. La verdad es que me pone muy contento y me da mucha fuerza para seguir para lo que viene. Estoy bien de ánimo». El Pato ha resucitado y quiere volver a hacer lo que mejor se le dio: jugar al golf.