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El día en que Pablo Larrazábal paró los pies a Montgomerie

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¿Qué pensarán en Francia cuando ven a un deportista español muy moreno de piel y los ojos ligeramente rasgados? ¿No bastaba, se preguntarán, con que ‘Gerónimo’ Nadal lleve arrasando cuatro años en Roland Garros, para que ahora llegue otro ‘prototipo’, de nombre Larrazábal, para llevarse por delante el Open de Francia? …

Pablo Larrazábal ha subido hoy (esta semana) cuatro peldaños de un tirón. Ha ganado, lo ha hecho ante los mejores y, por si fuera poco, soportando y eclipsando el ataque de pesos pesados como Colin Montgomerie, Lee Westwood o Soren Hansen, jugadores de una amplia experiencia que han sufrido hoy un sorprendente y terrorífico efecto ‘boomerang’: querían meter presión a un joven inexperto en estas lides y resulta que al final se han visto ellos presionados por el talento y la garra del español.

Montgomerie, en ocasiones quizá demasiado altanero, dudaba ayer de la capacidad de Pablo para superar la presión. En realidad, Monty estaba convencido de que el barcelonés iba a naufragar. Mal hizo en picar a Larrazábal, que ha salido hoy a jugar al ataque, nada de guardar la ropa. Su juego ha sido verdaderamente imponente en todas las parcelas. De nuevo ha mostrado una notable seguridad desde el tee, haciendo muchos metros con sus hierros largos y la madera, pero es que además ha mostrado un plus alucinante cuando se ha visto con la calle perdida y en el rough. El hoyo siete, uno de los más complicados, ha sido un claro ejemplo: bola al rough alto y desde allí, golpazo a green.

Ya saben el dicho: el driver te da la gloria y el putter las victorias. Teniendo en cuenta que Pablo no llevaba esta semana el driver en su bolsa, habrá que convenir que ha sido el putter sobre todo lo que le ha dado ambas cosas: gloria y victoria. Porque ha pateado exáctamente como lo hubiera hecho el mejor Tiger Woods. Y no exageramos ni un ápice. Desde todas las distancias, con una seguridad y aplomo increíbles. Pateando para birdie, para par, o incluso para salvar un doble bogey en el hoyo 9 desde un metro de distancia y con el corazón a mil pulsaciones en vista del descalabro.

Este triunfo supone muchas cosas. Aún tendrá que ordenar su cabeza el joven catalán en las próximas horas: además de los 666.000 euros que han ido a parar a su bolsillo, está ya metido en el British de dentro de tres semanas; tiene dos años de tarjeta en el circuito europeo; se ha metido entre los diez primeros del Orden de Mérito europeo y se ha asegurado su presencia en el Volvo Masters 2008… Todo esto, entre otras cosas.

Ni que decir tiene que el golf español es hoy la envidia. Sus cuatro victorias de la temporada son de auténtico lujo, especialmente las tres últimas: Players, PGA BMW y Open de Francia. Tres auténticas joyas en cualquier corona.

Después de algunos apuros y una última angustia con un bogey en el par 5 del hoyo 14, el final de recorrido de Pablo ha sido tan majestuoso como su inicio: birdies en los hoyos 15 y 16, putt magnífico de tres metros para par en el hoyo 17… Y paseo triunfal en el 18, donde le esperaban sus compañeros en el green para tirarle al lago: Gonzalo Fernández Castaño se lo había anunciado: «si ganas, vas al agua». Y así fue. Una última, bella y festiva metáfora del bautizo de este joven jugador.

El resultado del resto de los españoles fue el siguiente:

– Nacho Garrido (-4), puesto 13.

– Alejandro Cañizares (-1), puesto 30.

– Carlos Suneson (Par), puesto 36.

– José Manuel Lara (+3), puesto 45.

– Gonzalo Fernández Castaño (+4), puesto 48.

– Álvaro Quirós (+9), puesto 64.

– Miguel Ángel Jiménez (+10), puesto 66.

Clasificación final