Por una vez, y probablemente sin que sirva de precedente, el golf ha respetado algunas jerarquías. Ha ocurrido en el Estrella Damm Andalucía Masters con la victoria de Matthew Fitzpatrick (-6), que llegaba a Valderrama esta semana sólo por detrás de Jon Rahm en el escalafón mundial. Con el español fuera de concurso, licuado por un año de picos tan electrizantes como turbadores, el inglés se ha prestado este domingo a restablecer el orden ‘lógico’ de las cosas. Y lo ha hecho con una vuelta de un valor extraordinario, encadenando hasta quince pares consecutivos para, en el momento de la verdad, asestar el golpe definitivo con un excelente disparo en el hoyo 16, seguido de un putt de unos dos metros y medio marca de la casa y de otro birdie más de manual en el 17.
Hasta ese punto, dos partidos por delante del inglés, había llegado el sueco Sebastian Soderberg (-4) como sólido dominador de la situación, pero en la salida del 17, el último par 5 de Valderrama donde tenía que rematar la faena, o al menos dejársela en bandeja, perdía la bola por la derecha y, con una provisional ya en juego, terminaba fallando un putt corto y anotándose un doble bogey devastador.
Antes, mucho antes, el líder destacado al inicio del día, Laurie Canter (-3), había comenzado a mostrar señales de debilidad. Todavía va a tener que esperar para estrenar su palmarés victorioso. Y el caso es que con un birdie primoroso en el hoyo 5 (dejaba la bola pegada a la cazoleta), había enviado un mensaje claro al resto de consistencia y templanza… Pero una vez más vuelve a demostrarse que las rondas en Valderrama pueden hacerse enternas y Canter terminaba entregando un abultado y doloroso registro de 76 golpes.
Es verdad que a Fitzpatrick le cuesta hacerse querer. O digámoslo mejor: hacerse notar. Pero no deja de ser una percepción que tiene que ver con intangibles más bien subjetivos: el carisma, la gracia, el donaire… Porque a la hora de la verdad el joven inglés (parece que lleva toda una vida entre nosotros, pero sólo tiene 27 años) suma ya siete victorias en los últimos seis años, tiempo en el que no ha dejado de morar y pacer dentro del top 50 mundial. Muy poquitos jugadores pueden presumir de ello. Sólo los grandes ‘cracks’, de hecho.
Se le queda a uno la imagen de este jugador en las dos Ryder Cup que ha disputado (2016 y 2021), en las que no sumó ni un solo punto para Europa, pero sería muy injusto quedarnos atornillados en tan desafortunada circunstancia. Valderrama no es cualquier lugar y aquí, esta semana, ha protagonizado momentos formidables de juego. Hoy, cuando se ha visto acogotado por los errores desde el tee, siempre ha encontrado la manera de ir salvando pares valiosísimos, antes de ponerse serio de verdad y decantar con poderío la balanza de su lado. Probablemente volvamos a encontrarnos con él en la Final de Dubai, cita en la que ya ha cantado victoria dos veces, mucho ojo, y a la que llega con posibilidades matemáticas de ganar la Race to Dubai. Antes o después tendremos todos que darnos cuenta de que este jugador es todavía más de lo que parece.
