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Un viaje por un parque de atracciones con Ten Golf como testigo directo en Arabia

Nueve hoyitos de prácticas con Dustin Johnson y Phil Mickelson

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Dustin Johnson pega en el tee del hoyo 16 bajo la mirada atenta de Phil Mickelson. © Ten Golf

Alrededor de la bolsa de Dustin Johnson hay hasta cuatro drivers diferentes. Todos TaylorMade, claro. Todos el último modelo, faltaría más. Cada uno, eso sí, tiene un ajuste diferente. Pega uno, otro, otro, otro, otro, otro, otro, otro… El Número Uno del mundo es una fabulosa máquina de repetición en la calle de prácticas del Royal Greens Golf and Country Club, a orillas del mar Rojo. Todos al fade. Unos más altos, otros más bajos. Unos le gustan. Otros, nada. Está probando drivers bajo la atenta mirada de su grupo de trabajo. Junto a él, vigilantes, están Austin, su hermano y caddie, Claude Harmon III, su entrenador, David Winkle, su agente y Joey Diovisalvi, su preparador físico. (Les pedimos la venia en este punto para hacer un apunte. En Abu Dhabi y Dubai los jugadores del European Tour sólo podían tener con ellos en el torneo a una persona además de su caddie… Debe ser que las normas han cambiado en Arabia, o al menos han cambiado para algunos).

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Es alucinante ver en directo la naturalidad con la que DJ se retuerce sobre sí mismo para pegar al driver. Qué elasticidad. Al cabo de un rato hace la selección. Se queda con dos de los cuatro drivers, recoge los bártulos (trabaja con un Trackman y un Flightscope) y se dirige al tee del 10 para jugar nueve hoyos. Antes, se para un rato con Bryson DeChambeau, que acaba de llegar al campo de prácticas, y departen amistosamente. También está en Arabia Chris Como, el guardián del swing de DeChambeau y principal inspiración para su revolución. Termina la charla y reanuda el camino al tee, saluda fugazmente a Patrick Reed, que también acaba de llegar, no hay mal rollo ni mucho menos, pero no se transmite lo mismo que con DeChambeau. Mickelson le hace un guiño. Luego se verán en el tee del 10. Van a jugar juntos.

DeChambeau dialoga con Dustin Johnson en el campo de prácticas de Arabia. © Ten Golf

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La casualidad hace que Dustin Johnson llegue al tee del 10 mientras Miguel Ángel Jiménez, Pablo Larrazábal y Guido Migliozzi esperan para dar su golpe de salida. Ellos vienen del 9. Miguel rompe el hielo. «Qué pasa DJ», le dice en perfecto español. Chocan sus puños, el norteamericano se ríe y le dice que le vendrían muy bien esos ejercicios de calentamiento tan singulares del ‘Pisha’. Mueve el cuerpo de manera exagerada para imitarlo, aunque imitar a Miguel es casi imposible. Acto seguido se saludan todos y se percibe un ‘feeling’ especial entre Larrazábal y Austin Johnson.

Dustin Johnson bromea con Jiménez sobre sus estiramientos en el tee del 10. © Ten Golf

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Se marcha el grupo de los españoles y aparecen Phil Mickelson y Harry Hall, un jugador inglés con tarjeta del Korn Ferry Tour, que parece sacado de otra época. Viste pantalón de cuadros casi sobaquero, camisa blanca y gorra a lo Ben Hogan. Phil, que llegó anoche a Arabia, los presenta. Empieza el espectáculo. Hablan mucho, sobre todo Mickelson, y los nombres de Obama y Trump circulan a toda velocidad en la conversación. Se ponen en marcha. «Cuidado que la puedes poner en green…», le dice Mickelson a Dustin Johnson. El 10 es un par 4 de 340 metros. Sopla viento a favor. Viento, no un vendaval. «Hoy no, no llego, pero igual mañana sí…», dice mientras se estira Dustin, que llegó ayer a Arabia (11.30) pero aún está castigado por el largo viaje y el jet lag.

No crean que queremos ponerles los dientes largos, sino trazarles el mapa de situación. En el partido, por dentro de las cuerdas, van los tres jugadores, los tres caddies, Claude Harmon y David Winkle. Por fuera de las cuerdas van dos personas que no identificamos, probablemente miembros de la seguridad del torneo, y los dos enviados especiales de Ten Golf. Nadie más. Un lujo. Una experiencia.

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Una anécdota en cada tee. Literal. Mickelson va contando batallitas, una detrás de otra, como una ametralladora, con ese estilo tan suyo de profesor de universidad, casi declamando, gustándose. Va saltando entre años, entre torneos, entre décadas…. Tan pronto habla de una «bola ilegal» en el US Open de 1995 como de Tiger Woods, o Greg Norman, o el PGA Championship de 1997… Es una fábrica fabulosa de historias. Dustin Johnson se lo pasa pipa. Una carcajada tras otra. Cuando habla Mickleson todos se paran. Incluso aunque no haya ningún partido delante. Hay veces que tardan más de dos minutos en pegar desde el tee. No se empieza hasta que acaba el maestro.

Dustin Johnson escucha atentamente una de las historias de Mickelson en el tee del 14. © Ten Golf

Mickelson, por cierto, lleva en la mano el Flightscope, aparato que analiza cada golpe. Lo utiliza en todos los tiros desde el tee y a green. Todo el juego largo controlado por el aparatito. Su disciplina es fantástica. Dustin Johnson va más suelto. Cierto es que está su entrenador con él, pero apenas hablan. Seguramente porque no hay nada de lo que hablar. No hay nada de lo que preocuparse. La naturalidad de DJ para pegar buenos golpes es asombrosa. No hay parafernalia, ni rutinas eternas… salvo cuando llega al green. Ahí sí se toma su tiempo. Mucho. Tira los putts, sobre todo los de birdie, como si estuviera en un torneo. Austin analiza la caída con el sistema aim point y le da las directrices a su hermano. No ha metido mucho, por cierto, y algunos eran bastante cortos.

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En el tee del hoyo 13, un duro par 4 con agua en toda la margen izquierda, Dustin Johnson pega cuatro drives, dos con un modelo y otros dos con el otro. Parece que la selección ya es definitiva. Tres de los cuatro drives se van a la izquierda, uno por mucho y los otros dos al búnker. El cuarto va a calle. Se queda con ese driver. Claro. Llama la atención lo largo que le pega Mickelson. No anda lejos de Johnson, aunque ya sabemos que el Número 1 anda hoy algo oxidado. Por cierto, Phil está utilizando el Maverick, el driver de Callaway del año pasado. De momento, el nuevo Epic de 2021 espera su oportunidad.

Cuando no pega el driver, Mickelson sale con una madera 2. Le pregunta por ella Dustin Johnson y Phil dice que está cómodo, que le da confianza. Le pega con una soltura enorme. También deja más de un hierro espectacular, pegando la bola baja contra el viento, poniéndola muy cerca de bandera. Sólo es una ronda de prácticas, pero se ve fino a Mickelson.

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En el green del hoyo 15 se detiene el tiempo. La parte derecha es una pronunciada zona de escape muy cuesta abajo. El desnivel puede ser de algo más de dos metros. Lección magistral de Mickelson. De baba. Varios golpes por alto, sus míticos globitos, alguno por bajo contra la pendiente, otros a morir en el antegreen… Una delicia. Calidad máxima. Precisamente, en el tee del 15, un hoyo con un marcado dog leg de derecha a izquierda, Mickelson le pregunta a Dustin Johnson cuál es su línea que elige cuando tira de uno a green si sopla viento a favor… El Número 1 le pide que le repita la pregunta, como si no se lo creyera, lo mira asombrado, y le dice: «nunca lo he intentado…». La idea ya está sobre la mesa. Si ven a DJ hacerlo esta semana ya saben quién le abrió esta puerta…

En el hoyo 16, el ‘signature’ de este campo, un precioso par 3 con agua por la izquierda, les proponen un ‘challenge’. Se trata de pegar el hierro 1 a green. El hoyo tiene 165 metros. Dustin Johnson pega un golpe ‘puncheado’ y acaba en el búnker del fondo. No está nada mal. Harry Hall coloca el tee altísimo y trata de pegar un semi-globo… No caza el green… Y con Phil Mickelson llega el momento más especial. Obviamente no hay dos hierros 1, uno de diestros y otros de zurdos, así que Mickelson coge el palo, le da la vuelta a la cara y pega dos golpes… Empala los dos. Increíble. Mágico. No la pone en green, pero la bola hace la distancia que había hasta la bandera.

En el hoyo 17, para 4 de 320 metros, Dustin Johnson pega el drive a green. La bola acaba en el búnker de la izquierda, pero hubiera llegado a green si no se encuentra la arena… Y eso que el muchacho está algo entumecido.

Una vuelta de prácticas con Dustin Johnson y Phil Mickelson es como un viaje dentro de un parque de atracciones. Ojalá, con más o menos acierto, se lo hayamos logrado transmitir con esta historia.

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5 COMENTARIOS

  1. Maravilloso artículo, desde luego muy ameno y divertido de leer (casi tanto como un parque de atracciones).

    • Qué suerte poder seguir una ronda así!! Enhorabuena por el trabajo que hacéis y por disfrutar de momentos como este. Lo habéis transmitido muy bien… aunque nada comparado con lo que debe ser vivirlo en persona.

  2. Phil siempre fue mi jugador favorito para seguir. Ningún otro me divirtió más. Esa facilidad para meterse en problemas en tiros aparentemente fáciles para luego sacar de la chistera lo mejor de su magia. ¡Leyenda!

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