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Crónica de 24 horas angustiosas en Ciudad del Cabo

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Noemí Jiménez. © Tristan Jones

Ciudad del Cabo. A 12.000 kilómetros de Madrid. Nueve españolas están jugando un torneo de golf del Ladies European Tour, aunque la competición hace tiempo que dejó de ser lo más importante. Qué más da ese putt fallado en el 2, la línea por la que hay que pegar en el 8 o si el viento está a favor, en contra o cruzado en el 16. Son horas de mucha tensión y en algunos momentos de angustia. Están muy lejos de casa, las noticias que llegan de España son poco tranquilizadoras y su situación particular es caótica. De hecho, su única obsesión es volver a casa pero durante muchas horas no tienen ni idea de cómo van a hacerlo.

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Nos ponemos en situación. El jueves arrancó el Investec SA Women’s Open en Sudáfrica con la presencia de Mireia Prat, María Hernández, Patricia Sanz, Noemí Jiménez, Carmen Alonso, Laura Gómez, María Beautell, Elia Folch y Marta Martín. En principio, todo está tranquilo, más allá de que el vuelo a Ciudad del Cabo marcha casi vacío. Se encuentran en un país donde la incidencia del virus es mínima. Sin embargo, pronto empieza a torcerse su realidad…

La próxima semana está previsto en Arabia el Aramco Saudi Ladies International. Todas tienen planeado viajar allí desde Sudáfrica. A mitad de semana ya les dicen que los saudíes han cerrado sus fronteras a italianas y españolas. Se hacen gestiones desde el LET y desde el propio promotor del torneo para que a las golfistas les concedan un permiso especial de entrada, pero no hay manera. Empieza la incertidumbre. ¿Se juega o no se juega? ¿Las españolas podrán entrar o no? «Estábamos un poco asustadas porque no sabíamos qué iba a pasar. Tampoco teníamos claro qué ocurriría en Arabia, si nos iban a dejar jugar o si nos iban a meter en una cuarentena allí», recuerda Mireia Prat.

Mireia Prat. © Tristan Jones

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Lo peor aún está por llegar. El jueves por la tarde confirman a las jugadoras que el torneo de Arabia se ha suspendido y que sus vuelos de Ciudad del Cabo a Jeddah no valen. No les dejan pasar por esta ciudad árabe. Así, el viernes viven 24 horas muy difíciles intentando cambiar sus vuelos y encontrar la manera de llegar a España. «Ha sido mucho estrés. Nadie respondía en las aerolíneas o las agencias. Todo muy caótico», explica Patricia Sanz. A lo que añade Laura Gómez: «El viernes nos pusimos a buscar vuelos y había muy pocos. A mí, por ejemplo, el que mejor me venía era uno de Ciudad del Cabo a Málaga pasando por Estambul. Era la mejor combinación y la más barata. No sé por qué no lo cogí en su momento, lo dejé pasar, y cuando me metí después a reservarlo había desaparecido y venía un anuncio diciendo que las españolas no podían pasar por Estambul si habían estado en los 15 días anteriores en España, como era nuestros caso».

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Menos suerte tuvo Noemí Jiménez, la otra malagueña de la expedición. La marbellí sí que anduvo rápida y reservó el vuelo por Estambul, pero cuando llegó al aeropuerto, en la cola de facturación, le dijeron que no podía pasar por Turquía por las restricciones del coronavirus. «Hubo un momento en el que pensé que no volvía a casa. Nos prohibían la entrada en Portugal, Turquía, Arabia… Desde España empezaban a decir que se cerraba el espacio aéreo. Ha sido una odisea. Finalmente, me he gastado unos dos mil euros en un nuevo vuelo, más el AVE de Madrid a Málaga para intentar llegar a mi casa», explica a Ten Golf.

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Mireia Prat tuvo menos problemas para viajar a Barcelona. Había hecho la reserva con Emirates y «se portaron muy bien. Me cambiaron el Ciudad del Cabo-Jeddah por un Ciudad del Cabo-Barcelona con escala en Dubai sin coste. No están cobrando las penalizaciones a los viajeros. Hay que darles las gracias». Mientras, en el lado opuesto, Noemí tiene clara la moraleja de esta historia: «NUNCA vueles con agencias terciarias, NUNCA. Hay que reservar los vuelos siempre de manera directa con la aerolínea para tener menos problemas», asegura tajante.

Laura Gómez. © Tristan Jones

A la angustia propia de la logística se añade la incertidumbre por las noticias que llegan desde España. «Hay un momento en el que estando tan lejos recibes tantos vídeos y mensajes que no sabes muy bien qué es verdad y qué son bulos. Es muy duro», afirma Patricia Sanz, de Madrid, epicentro de la crisis del coronavirus en España. Tampoco era muy fácil estar informada en una ciudad donde por ley se corta la luz tres veces al día durante dos horas. En esos momentos no hay internet ni nada. Son desconexiones que no ayudan cuando hay una situación de gran preocupación. «Con lo que contaban de España yo dudé si volver a casa o irme a otro sitio. Pensé viajar a Estados Unidos, donde vive mi hermano, pero Trump ya había cerrado las fronteras, así que al final me voy a casa a pasar esta cuarentena en familia. A ver si podemos jugar al golf, aunque lo dudo. Al menos podrá patear en casa porque tengo una alfombra para hacerlo», afirma Laura.

Patricia Sanz. © Tristan Jones

Las protagonistas de esta historia de nervios y tensión tenían previsto llegar a sus casas en España a lo largo del día de hoy, unas por la mañana y otras por la tarde. Mireia lo ha hecho con un vuelo Ciudad del Cabo-Barcelona con escala en Dubai, Laura, Noemí y Patricia, con un Ciudad del Cabo-Madrid con escala en Amsterdam, Después, a las malagueñas les quedaba un AVE más hasta su ciudad de origen. En el momento de escribir este artículo todas estaban en ruta y sin problemas, cruzando los dedos para intentar poner un broche final feliz a esta odisea.