La victoria en la Lalla Meryem Cup, torneo del Ladies European Tour que se está disputando esta semana en el Blue course del Royal Golf Dar es Salam de Rabat, parece cosa de dos. Raro será que el trofeo no se vaya a México o Francia. Pares o nones.
María Fassi (-12) manda con autoridad en el torneo y sólo Pauline Roussin-Bouchard (-8) aparece lejana en el retrovisor como amenaza. La tercera plaza, ocupada por la marroquí Ines Laklalech (-5), está ya a siete golpes de la mexicana.
Demasiado terreno a falta de 18 hoyos. Sólo si alguna de las que vienen por detrás firmara la vuelta del año, habría partido. Seguramente, tendrían que mejorar el 65, ocho bajo par, que entregó Fassi en la primera jornada. Así las cosas, en condiciones normales el asunto está entre Fassi y Roussin.
Una de las pocas que aún tiene margen de volverse loca este sábado y ganar el torneo es la española Fátima Fernández Cano (-4). La golfista gallega se ha dado este viernes un alegrón extraordinario. Uno de esos que el cuerpo te pide de vez en cuando y que hacía tiempo que ella no encontraba en el campo de golf.
La golfista compostelana ha entregado una tarjeta de 68 golpes, cinco bajo par puesto que el recorrido es par 73, y se ha colocado en la cuarta posición. No es una ronda más de golf. Es algo significativo y sobre lo que conviene detenerse. No en vano, ese cinco menos es su mejor resultado en relación al par tanto en el Ladies European Tour como en el LPGA. Un día para recordar. Tal cual.
Un día para recordar lo extraordinaria golfista que es. Para recordar que Fátima logro dos veces el ascenso al LPGA A través del Epson Tour. Para recordar que es ganadora. Para recordar que es capaz de firmar vueltas de 61 golpes como la que hizo en Arizona en el torneo del Epson que ganó en marzo de 2022. Para recordar que en su única incursión en el LET en 2021 acabó cuarta en el Open de España.
Su vuelta de 68 golpes, la tercera mejor del día tras los 67 de Roussin y Sara Kouskova, es también una vuelta para olvidar. Para olvidar los malos momentos. Para olvidar las consultas con ocho médicos diferentes para entender por qué le dolía el brazo derecho. Para olvidar los seis meses que estuvo sin coger un palo el año pasado. Para olvidar la incertidumbre (y el miedo) de no saber si algún día volvería a jugar sin dolor. Para olvidar esos nervios en el avión de Alabama a Marruecos en diciembre al no sabía si el brazo aguantaría la escuela del LET. Pero lo hizo. Y sacó la tarjeta. Y ahora, otra vez en Marruecos, se brinda este alegrón.
Más allá de los 68 golpes, hay que resaltar que han sido sin errores y con cinco birdies. Además, las condiciones no eran fáciles. Ha llovido en Rabat y el campo estaba pesado e incómodo, aunque no es algo que vaya a asustar a una gallega residente en Alabama. No, por ahí no la van a pillar.
Fátima tendrá la oportunidad mañana de firmar un gran resultado. Ya se verá. La victoria, ya decimos, anda lejos, a ocho golpes, pero nunca se sabe. En cualquier caso, pase lo que pase este sábado, lo de hoy es un paso de gigante. Supone reencontrarse con su mejor versión en un torneo de máximo nivel. Supone demostrarse cosas que nunca vienen mal. Fátima ha vuelto para quedarse. Quedarse en la élite.
También tendrá su opción lejana Teresa Toscano (-3). La jugadora onubense ha sabido levantar hoy una vuelta que se había puesto muy cuesta arriba, con cuatro bogeys entre los hoyos 12 y 17 (empezó por el 10). Ha conseguido acabar con 74 golpes, uno sobre par, para situarse en la décima plaza, perfectamente situada para luchar mañana por un gran resultado.
Del mismo modo, pasaron el corte Nuria Iturrioz (+1), Luna Sobrón (+2), Marta Martín (+2) y Ana Peláez (+3). El corte se cerró en +4.