La sensación fue parecida a la que sienten aquellos afortunados a los que les ha tocado el Gordo de Navidad. Cuando Natasha Fear y Harang Lee supieron que iban a jugar esta semana con Paula Creamer y Lizette Salas un sueño se hacía realidad. Por delante tenían 54 hoyos en La Reserva de Sotogrande con sus ídolos, jugadoras que han estado en el top ten mundial, que han ganado Grandes como Creamer, que han jugado muchas Solheim, auténticos referentes. En definitiva, golfistas con las que seguramente no habrían tenido la oportunidad de coincidir de no ser por este peculiar, innovador y atractivo Aramco Team Series, un evento único con un formato que gusta mucho a las profesionales y los amateurs. No hay otro torneo en el mundo donde puedas vivir una experiencia similar.
Lo de Natasha Fear y Paula Creamer parecía algo predestinado. Muchos años atrás, cuando la española nacida en Jávea, de padre inglés y madre indonesia, pensaba en su futuro en el golf uno de sus referentes era Creamer. «Ha sido una pasada. Cuando era pequeña me encantaba, me parecía de las jugadoras con más chispa, más estilo, y ha sido una pasada jugar tres días con ella. Se lo he dicho, aunque quizá no de una manera tan expresiva porque me da un poco de vergüenza. He tenido mucha suerte de poder jugar con ella y le he dado las gracias», asegura Fear a Ten Golf, que hoy ha vestido de rosa como homenaje a Paula.
Una sensación muy parecida ha sido la de Harang Lee con Lizette Salas. «Es súper agradable, súper simpática. Me he fijado muchísimo en todo lo que hace y cómo lo hace y ha sido un honor para mí que me haya elegido y compartir esta experiencia con ella», afirma feliz.
Obviamente, eran tres días para activar el modo esponja y tratar de aprender el mayor número de cosas posible. Paula y Lizette tienen mucho que enseñar. «Nunca le pega a la bola si no está cien por cien segura de qué golpe quiere dar y dónde la quiere tirar. Y si tiene alguna duda no tiene ningún problema en quitarse de la bola. Yo ahí fallo bastante. Lo habla mucho con el caddie y lo tiene muy claro antes de cada golpe, y eso lo debo trabajar yo. Luego sale o no sale, pero lo tiene muy claro, cero dudas, yo a veces tiro sin estar convencida y en eso tengo que trabajar. La semana pasada jugué con Pernilla Lindberg y me fijé en lo mismo», asegura Natasha sobre Creamer.
Mientras, de Lizette, Harang Lee se queda con lo fácil que lo hace. «Lo hace muy bien, casi no falla. Somos todos humanos y podemos tener errores, pero ella es muy correcta todo el rato y si falla un golpe no pasa nada, sigue igual. Transmite seguridad, sabes que va a estar peleando cada golpe. Piensas que lo va a hacer bien siempre. Me quedaría con lo consistente que es, no la ves con ansia de voy a atacar, viento en contra y la voy a reventar… para nada, al contrario, mucho ritmo y muy fácil». En definitiva, asegura Natasha, «ha sido como un máster acelerado. Aprendiendo y siempre un poco mejor».
Respecto a sus respectivos juegos, tanto en Fear como en Lee reina el optimismo. Lo mejor está por llegar. «Mi juego está cerca, le queda poco, es juntarlo todo un poco, tengo que ganar confianza y trabajar la parte mental, creérmelo un poco más. Aún estoy dudando mucho de mí misma, pero estoy muy cerca. Voy a trabajar lo técnico y lo psicológico en los próximos días», asegura Natasha.
Mientras, Harang comenta que «no me he visto mal, simplemente se me han cruzado tres hoyos con dos dobles y un triple y con eso no se puede hacer mucho, lo he luchado bien con el viento pero el putt no ha querido esta semana. He tenido muchas corbatas, pero no tengo malas sensaciones, lo veo todo bastante correcto». La próxima cita de Harang es el importante Scottish Open, un torneo que puede dar un giro de 180 grados a cualquier jugadora: «No es una mala semana para que salgan bien las cosas…», comenta risueña.
