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Es un modelo que se utiliza específicamente en los mundiales de larga distancia

El driver (no apto para todos los públicos) que ha cambiado la vida a DeChambeau

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Bryson DeChambeau y su nuevo driver
Bryson DeChambeau y su nuevo driver.

El torneo de LIV Golf que se disputó en Valderrama fue el último que Bryson DeChambeau jugó con un driver normal. Normal, claro, partiendo de la base de que nada en el equipamiento del golfista californiano es normal. Digamos que era de una de las marcas clásicas y más habituales en el mercado del golf profesional y amateur. Ya estw año DeChambeau había pasado de Cobra a Taylormade, pero no terminaba de encontrar la cuadratura del círculo. No estaba cómodo. Fallaba demasiadas calles. Así las cosas, decidió buscar donde más conoce…

Esta semana en el Greenbrier, donde ha ganado de calle con dos vueltas de locos de 61 y 58 golpes el sábado y el domingo, ha metido en la bolsa un driver nuevo. Se trata del Krank Golf Formula Fire, un palo no apto para todos los públicos y especialmente desarrollado para los pegadores más largos. De hecho, es el más utilizado, y con más éxito, en los campeonatos mundiales de long drive. De ahí lo conoce DeChambeau, aficionado y participante en estos campeonatos.

El creador de la marca fue, precisamente, un excompetidor en este tipo de torneos, Lance Reader. Su marca ha ganado un total de 20 títulos mundiales de distancia. En la web oficial de la firma se especifica que el driver que ha utilizado DeChambeau esta semana está pensado para jugadores que pegan una media de 260 yardas o más y tiene un precio de 549 dólares. «No es un driver para todo el mundo. Yo lo recomiendo sólo para aquellas personas que tengan una velocidad de bola por encima de las 175 millas», afirma el propio Bryson.

El asunto es que ha sido la noche el día para el campeón del US Open en Winged Foot. DeChambeau echa casi toda la culpa de su gran actuación esta semana al palo. «Mi swing no ha tenido nada que ver. Es el driver. Le pego en la punta, por arriba o en la parte de atrás y siempre acaba en el centro de la calle. Me ha cambiado por completo, sobre todo porque me puedo dedicar a otras cosas en mi preparación, no como ahora que pasaba horas y horas en la cancha de prácticas tratando de ajustar el driver», asegura.

Ese tiempo extra que ha podido dedicar a otras cosas lo ha utilizado, por ejemplo, para arreglar su putt. Entre el viernes y el sábado hizo un ajuste clave que le ha permitido arrasar en los greenes de Greenbrier, con 22 birdies en los últimos 34 hoyos. Ha metido putts de todos los colores. «Se trataba de alinear mejor los hombros. Suele ser porque mis hombros no están en ángulo recto o porque no agarro el palo correctamente y no estoy bloqueado como creo que debería estarlo. Así que hay que pasar por este proceso, un proceso sistemático, yendo de parcela en parcela, como una lista de daños: esto está apagado, esto está encendido, esto está apagado, tratando de entender qué pequeña pieza falta. Una vez que todo está en su lugar, como he hecho estos días, pateo muy bien». Y tanto.

De Chambeau estaba visiblemente emocionado por su vuelta de 58 golpes, bastante más que por la victoria. «No sé qué decir aparte de gracias a todo el mundo en nuestro equipo. A mi agente, a mi manager Connor, a mi equipo en LIV, a mi compañero Greg, a G-Bo, por mantenerme tranquilo y positivo en cada golpe, incluso cuando hacía un bogey o alguna tontería. Doy las gracias a mis compañeros de equipo, hacerlo con ellos ha sido todavía más gratificante, a mi padre (recientemente fallecido) por todo lo que me enseñó, a mi madre, que es la mejor persona del mundo y que tanto me ha enseñado. Han sido un par de años realmente difíciles, pero ganar de esta manera y terminar con un 58 es todo gloria a Dios y gloria a Él arriba (en referencia a su padre). Estoy súper emocionado», señala.

Se le ha preguntado también por la Ryder Cup, aunque DeChambeau prefiere no meter presión al capitán. «Es cierto que estoy jugando muy bien. Mi driver está donde yo quiero, mis hierros, muy bien, los wedges y ahora también el putt. Me encantaría poder jugar la Ryder, pero si no voy estará apoyando al equipo a muerte del mismo modo».