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LIV Golf se estrena esta semana en suelo español, en Sotogrande, en el Real Club Valderrama

Vaya montaje, ¿no? Sí, vaya montaje…

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LIV Golf Andalucía 2023. © Golffile | Pedro Salado
LIV Golf Andalucía 2023. © Golffile | Pedro Salado

“Vaya montaje, ¿no?”. No dejas de escucharlo desde que llegas a Valderrama en esta semana del estreno de LIV Golf en suelo español, en Sotogrande, en el Real Club Valderrama.

“Oye tú, vaya movida ¿no?”. Y sí, vaya montaje. Y sí, vaya movida.

Ninguna novedad, por otro lado, a estas alturas. O nada que sorprenda, porque si en algo no podía fallar (y no ha fallado) el circuito saudí desde su puesta de largo hace poco más de un año era en el despliegue material.

Tampoco es que uno se caiga de espaldas, por supuesto, por más que lo pretenda algún forofo de la cuestión, normalmente algún socio de Valderrama que asegura sentir de nuevo aquel cosquilleo de emoción de los tiempos del AMEX y el Volvo Masters.

No, el evento LIV en Valderrama no es kilómetro cero de nada, no supone un antes y un después, no traza ninguna línea gruesa sobre la arena. Pero despliega, en efecto, un efectista y efectivo montaje. Esas carpas/gradas/zonas chill out dan mucho juego. Tan bien rematadito todo y con novedosas ubicaciones, si atendemos a lo que solía verse en Valderrama: la grada/zona/carpa que está detrás del green del hoyo 11, por ejemplo, tiene una pinta fabulosa. ¿Alguien jamás calculó que en ese lugar podía situarse semejante estructura?

El escenario de conciertos a la izquierda de la calle del hoyo 2, o a la izquierda de la calle del 7, según ustedes prefieran, también transmite ese punto hedonista y festivalero, resumido en su día en aquel anuncio, vía redes sociales, de Greg Norman, que transmutaba por arte de birlibirloque de tiburón blanco en pantalones largos a tiburón blanco en bermudas…

También existe la burbuja de relax sobre la que levitan los jugadores. Es real, casi puedes tocarla. Señores, pasen y vean, jugaremos igual de bien que siempre, pero sin estrés ni dientes apretados. Y, claro, tiene el asunto su aquél.

Como resulta atractivo el hecho de traspasar el túnel que parte del green del hoyo 2 y girarte a ver quién está en el tee del 3 y encontrarte con Phil Mickelson, probablemente, en muchos y variados sentidos, el segundo mejor jugador de la historia del golf contemporáneo. O avistar a Brooks Koepka en la calle de prácticas pegando bolas con un hierro de escasísimos grados, porque buena falta le hará tal palo esta semana. Bolas rectas y poderosas, claro. O buscar y hallar a Sergio García en el tee del hoyo 15, en su salsa, que no hay salsa más suya que esta encrucijada gaditana.

No hay ironía que valga: LIV Golf sabe cómo entretenerte. Hay que ser muy sieso para acercarse a Valderrama esta semana y comerse un marrón.

Después, por supuesto, como lo cortés no quita lo valiente, está el debate. El dichoso debate. Y no nos vamos a poner todos de acuerdo, mucho nos tememos.

Que si de verdad esto interesa al gran público, a ese que conforma las millonarias audiencias televisivas (los datos, de momento, siguen diciendo que no demasiado, por no decir que nada en absoluto), porque una cosa es el entretenimiento, el Circo del Sol, y otra el interés que de verdad suscita en el aficionado…

Que si es que, en realidad, hay que darle tiempo al experimento, que al fin y al cabo no ha hecho más que arrancar. Que si la venta de entradas para el evento de esta semana verdaderamente demuestra de alguna manera que el asunto sí que funciona (se comenta por estos lares que vamos a quedar todos sorprendidos por la afluencia de público)…

Que si los saudíes, en opinión de mas de uno, de dos y de tres, se han salido con la suya, estando como están ya sentados en la mesa sobre la que se dirime el futuro del golf mundial de alta competición, o si bien, en realidad, han tenido que admitir que su barullo competitivo nunca dejó de ser eso, un barullo…

Que si el dinero lo puede todo, y que el hecho de que sólo atrajera a uno de los diez mejores del mundo (Cameron Smith) sólo era una parada en una mala posada del camino, o una cortina de humo antes del toque a rebato para la conquista final. (Hay quien cree ver detrás del fondo soberano saudí estrategas maravillosos a medio y largo plazo; otros, sin embargo, sólo ven lo que dictan las apariencias: pago lo que haya que pagar y hoy me traigo a Dustin Johnson, mañana a Cristiano Ronaldo y ya veremos cómo vamos cuadrándolo todo)…

Hablando de D. J. Y De Phil. Y de Brooks. Y de Sergio. Y hasta de David Puig, si nos ponemos de verdad a barrer para casa. Lo que es impepinable es que todos ellos, además de otros atractivos nombres, van a estar mañana lidiando con un Valderrama ventoso. Tiene el asunto algo más que miga. Y ya seguiremos discutiendo de la vida, el amor y la muerte.

NOTA FINAL INFORMATIVA: Greg Norman está en Valderrama. Su posición y trascendencia en la balbuciente sociedad que saldrá del acuerdo marco ya firmado por PIF, PGA Tour y DP World Tour no están nada claras, sino más bien todo lo contrario, pero aquí, en España, en Valderrama, sí que está. Es muy cierto que no ha realizado, al menos hasta el momento, ningún alarde presencial. Pero estar, lo que se dice estar, está.