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Suspense, drama y un mar de lágrimas en la resurrección de Ariya

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Ariya Jutanugarn posa con el trofeo de campeona en Tailandia. © LPGA

Ariya Jutanugarn (-22) no ha podido elegir un mejor escenario para anunciar al mundo su resurrección. La golfista tailandesa ha ganado este domingo ‘su’ Honda LPGA Thailand del LPGA Tour con una sensacional ronda final de 63 golpes. Detiene así una caída libre que comenzó hace justo dos años, precisamente en este mismo torneo.

Aquella semana de 2019 se plantaba ante la incondicional hinchada local como Número 1 del mundo. Hoy es la 33ª. Ha sido una travesía por el desierto en toda regla. Una serie de 43 torneos sin triunfos, con once top ten, sí, aunque sólo tres desde 2020. Su mejor resultado este año había sido un 21º. Ariya estaba desaparecida en combate con apenas 25 años.

Su regreso a la platea de las campeonas se ha producido con suspense, mucho drama y un mar de lágrimas. Una cadena de errores en los últimos hoyos ha terminado con el título en manos de Ariya. A quien más le debe este éxito es a su compatriota Atthaya Thitikul (-21). El trofeo estaba en sus jóvenes manos a falta de dos hoyos con -22. Le valía con dos pares en el 17 y 18, éste último un par 5 claramente de birdie.

Thitikul cometió primero un bogey inesperado en el 17. Se le escapó un putt de par de poco más de un metro. Después, hizo el par en el 18 fallando otro putt de poco más de un metro para birdie. Había jugado muy bien el hoyo. Pegó una gran salida, larga y al centro de la calle y un buen segundo golpe. Se pasó la bandera, pero la bola se quedó perfectamente colocada en el antegreen. Tenía que hacer approach y putt desde unos doce metros para forzar al menos el desempate. Pero no lo logró.

Al dramático desenlace no le faltó las gotas necesarias de suspense. Justo cuando Thitikul estaba preparando su segundo golpe en el hoyo 18 sonó la bocina de los árbitros advirtiendo de la suspensión del juego. Una inoportunísima tormenta eléctrica se había quedado atrapada encima del Old Course del Siam Country Club de Chonburi. Ay, las dichosas tormentas del sudeste asiático. El juego estuvo parado durante más de una hora y diez minutos.

En cuanto Thitikul falló su putt de birdie, Ariya, que también había tenido un putt de eagle de dos metros en el 18 para haber ganado con más comodidad, rompió a llorar en el putting green, donde se estaba preparando para el playoff. Se derrumbó, echó las rodillas a tierra y besó el suelo. La poderosa tailandesa es una golfista muy emocional, pero en esa reacción había mucho más. Sacó afuera dos años de sufrimiento y frustración. Del dolor a la máxima gloria en una semana. De la desaparición a convertirse en la primera tailandesa que gana su abierto nacional. Así es el golf y así puede cambiar de un día para otro invirtiendo el trabajo necesario.

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A Thitikul hay muy pocos peros que ponerle, más allá de cómo le afectó la presión en los instantes decisivos. Hasta cierto punto es lógico. Se jugaba una barbaridad. Les ponemos en contexto. Tiene apenas 18 años, se hizo profesional en 2020, en plena pandemia, no jugaba un torneo desde marzo del año pasado y en sólo dos putts se estaba jugando la victoria en su casa, así como la tarjeta del LPGA Tour. Sea como fuere, lo raro será no ver ganar pronto a esta chica en el circuito americano. No le van a faltar invitaciones. Recordemos que tiene dos victorias en el Ladies European Tour, la primera en 2017 con 14 años. Si no tiene ya la tarjeta americana es porque el año pasado no hubo escuela.

La decepción este domingo corrió a cargo de Patty Tavatanakit (-20), que salió como líder y sólo pudo hacer 70 golpes, las mismas que ayer, en un campo tremendamente receptivo y asequible. Un doble bogey en el hoyo 12 con un tripateo desde dos metros la aniquiló. También fallaron en esta jornada final Caroline Masson y Lydia Ko.

Carlota Ciganda (-15), decimotercera, se ha quedado muy cerca del top ten con una vuelta final de 68 golpes. Logró hasta siete birdies, con un gran golf de tee a green, pero los errores le costaron caros. Un doble bogey en el hoyo 14 le impidió colarse entre las diez mejores. Sea como fuere, la navarra sigue emitiendo señales muy positivas. Está recuperando su mejor nivel y no tardará en dejarse ver los domingos peleando por los triunfos.

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Azahara Muñoz (-6) se despide con la mejor vuelta de la semana en tierras de Tailandia. Hizo 68 golpes, con un parcial fantástico de cuatro birdies entre los hoyos 14 y 18. De nuevo ha estado majestuosa desde el tee, aunque algo irregular con los hierros. Termina en el puesto 43º, lo que significa que no se clasifica para el US Open. Tendrá que jugar la previa el próximo martes en Florida.

Consulta aquí los resultados finales