Se pueden imaginar las caras de unos y otros los dos primeros días del Gosser Open, torneo del calendario del Alps Tour que se está disputando esta semana en el recorrido GC Erzherzog Johann de la localidad austríaca de Maria Lankowitz, cerca de la frontera con Eslovenia. Por allí andaba el gran Miguel Ángel Jiménez, uno de los grandes del golf mundial de los últimos 30 años. El malagueño no estaba jugando. Cambió su habitual profesión de golfista, centrado ahora fundamentalmente en el PGA Tour Champions, por la de caddie. Se ha puesto a los mandos de la bolsa de su hijo pequeño, Víctor Jiménez.
Allí estaba Jiménez con la bolsa PING, cómo no, de Víctor Jiménez Bravo, una experiencia magnífica padre-hijo que va mucho más allá del resultado que puedan cosechar esa semana. Miguel Ángel hizo un pequeño alto en sus vacaciones para acompañar a su pequeño en el torneo. Una gran oportunidad para compartir tiempo, algo muy valioso si tenemos en cuenta que no tienen muchas opciones de verse durante el año por el propio calendario del padre y los estudios universitarios en Estados Unidos del hijo.
Finalmente, Víctor no pasó el corte, aunque se quedó muy cerca. Firmó dos vueltas de dos bajo par y uno sobre par el jueves y el viernes y con un acumulado de -1 se ha quedado sin opciones de disputar la tercera ronda. El corte se estableció definitivamente en tres bajo par. Sea como fuere no se puede considerar ni mucho menos un mal resultado para un golfista que apenas estaba disputando su segundo torneo profesional. El primero fue el Alps Tour de Las Castillas el pasado mes de julio. Allí sí pasó el corte y acabó en el puesto 38º con tres vueltas de 72, 72 y 72 golpes.
Obviamente, la experiencia de Miguel Ángel como caddie es absolutamente puntual. De hecho, la próxima semana volverá a competir en el European Tour. Va a jugar el Omega European Masters en Suiza. Será su torneo 713 en el Circuito Europeo.
