Mike Kerr podrá finalmente llevar la bolsa de Sergio García en el Charles Schwab Challenge, primer torneo del PGA Tour que se disputará del 11 al 14 de junio en el Colonial Country Club, Texas. El experimentado caddie zimbabuo ha aterrizado este lunes pasadas las tres de la tarde en Chicago, justo a tiempo para pasar los 14 días de cuarentena que obliga el gobierno de Donald Trump antes de ponerse a trabajar.
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El viaje de Kerr a Estados Unidos ha sido una auténtica odisea, a pesar de las facilidades que está poniendo la administración americana. Recordemos que la semana pasada emitía una orden dictada por su secretario de interior para facilitar la entrada a los deportistas profesionales que participan en sus ligas, así como a sus equipos de trabajo. Sin embargo, en el caso del caddie de Sergio las principales dificultades han sido para salir de Sudáfrica, su país de residencia. Allí se encuentran ahora mismo con unas medidas muy restrictivas y han tenido que remover Roma con Santiago para poder salir.
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Su viaje empezaba en coche desde Durban junto al caddie de Dylan Frittelli, John Curtis, en la misma situación que Mike. Por carretera se desplazaron hasta Johannesburgo, casi seis horas de trayecto. Una vez allí tuvieron que acudir a la Embajada de Qatar, ya que iban a volar vía Doha, para someterse a un estricto reconocimiento médico. Les hicieron las pruebas pertinentes para descartar que tuvieran algún síntoma compatible con el Coronavirus. Superado este trámite recibieron un certificado que debían presentar en el aeropuerto para poder salir rumbo a Doha.
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De Johannesburgo a Doha es un viaje de nueve horas de avión. Al aterrizar en Qatar, eso sí, más trámites. En el mismo aeropuerto de Doha se sometieron a un nuevo reconocimiento médico para descartar de nuevo cualquier posibilidad de que estuvieran contagiados. Superada con éxito esta revisión, ya sólo quedaba el último paso. Había que subirse al avión, algo que a día de hoy no es nada fácil.
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Este último capítulo recordó más a una película de espías que a una acción sencilla y habitual. Tuvieron que comprobar los responsables de la aerolínea que los nombres de Mike Kerr y John Curtis estaban en una lista remitida por el gobierno de Estados Unidos donde se autorizaba su viaje. De esto último se había encargado el PGA Tour en estrecho contacto con la inmigración americana. Han sido horas de negociaciones intensas donde el PGA Tour ha puesto toda la carne en el asador para llegar a buen puerto. Todo ello supervisado igualmente y apoyado constantemente por los agentes de Sergio García. La escala fue también bastante tensa, ya que cualquier inconveniente podría hacer retrasar el vuelo transoceánico y, por tanto, complicar la presencia de Kerr y Curtis en Colonial. Los tiempos no podían estar más ajustados.
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Por suerte, todo salió bien, pudieron salir al estar en la lista y aterrizaron en Chicago trece horas y media después. De allí se desplazaron hasta Texas, donde van a realizar la cuarentena hasta que comience el Charles Schwab Challenge. Si todo se hubiera retrasado dos o tres días no habrían podido estar en el torneo. En total el viaje completo ha sido de más de 30 horas.
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Fuentes del PGA Tour aseguran que el domingo llegó también con el tiempo bastante justo para jugar en Colonial el británico, Matthew Fitzpatrick. Por contra, los que decidieron no viajar a Estados Unidos y, por tanto, perderse estos primeros torneos son Lee Westwood, Tommy Fleetwood, Henrik Stenson, Francesco Molinari o Adam Scott, entre otros.