Inicio Masters de Augusta Masters de Augusta 2023 El mayor problema es que ni siquiera cree que exista un problema
Cantlay se defiende de las acusaciones de juego lento proferidas por Koepka

El mayor problema es que ni siquiera cree que exista un problema

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Patrick Cantlay
Patrick Cantlay, durante el Masters de Augusta.

El primer paso necesario para solucionar un problema es identificarlo. Si ni siquiera eres capaz de saber que existe, no hay nada que hacer. Las cinco horas que duró la ronda final del Masters de Augusta, jugando en partidas de dos y sin un tiempo especialmente infernal, no suponen ningún problema para Patrick Cantlay. «Cuando juegas en un recorrido como Augusta National, con tantas pendientes, desniveles y los greenes muy rápidos, vas a tardar mucho tiempo en completar un hoyo», aseguraba este martes en la previa del RBC Heritage. Que no lo ve. No le parece un mal ritmo. Lo justifica.

Centramos el tiro en Cantlay por dos motivos principales, el primero porque es uno de los golfistas más lentos del PGA Tour y segundo porque estamos ante una de las voces más autorizadas del circuito, miembro del consejo de jugadores, los que toman las decisiones o, al menos, son consultados. Pues bien, Cantlay no ve nada de lo que preocuparse.

Koepka lo acusó directamente el domingo al acabar el Masters. «El grupo de delante (donde iban Cantlay y Hovland) fue brutalmente lento. Jon fue al baño durante unas siete veces en la ronda y aún así seguimos esperando», explicó. Quizá el comentario sobre Rahm se lo podría haber ahorrado, pero al menos es una voz quejándose y poniendo el foco en el asunto. Patrick se defiende. «Terminamos el primer hoyo y el grupo delante de nosotros estaba en el tee del 2 cuando llegamos. Estuvimos esperando todo el día en casi todos los golpes. Esperamos en la calle 15, esperamos en la calle 18… Imagino que fue lento para todos».

Puede que el problema en esta ocasión no sea de Cantlay y que, efectivamente, un domingo en Augusta, saliendo por dos tees, cruzándose partidos, con un par 5 como el hoyo 2 al inicio donde la mayoría tira de dos a green, se provoquen atascos y el ritmo, efectivamente, no sea el más rápido del mundo. Sin embargo, el mayor problema no es quién haya tenido la culpa, sino el desinterés que muestra por buscarle una solución, por ni siquiera decir: «Houston, tenemos un problema». Hasta que eso no suceda, no hay nada que hacer. Hasta que la mayoría de los jugadores digan «basta, ya», todo seguirá igual.

Sí ha habido algunos golfistas que lo han reconocido. Los casos más recientes y conocidos son los de Jordan Spieth, Bryson DeChambeau o el propio Max Homa. Todos ellos han admitido de una manera u otra que debían cambiar algunas cosas en sus rutinas para aligerar el ritmo, sin embargo Cantlay no tiene intención de modificar nada. Como si no fuera con él.

Es más, asegura que hay datos que le dan razón. «Una cosa interesante es que sentado en el PAC (consejo asesor de jugadores del PGA Tour) tienes todos los números y los datos y las rondas han tardado aproximadamente los mismo en los últimos 10 o 20 años que en la actualidad», asegura Cantlay. Y añade: «Creo que así es el golf profesional, en el que cada golpe es muy importante». Es curiosa la justificación de Cantlay. Sucede los mismo en el PGA Tour que hace 10-20 años. Por supuesto, porque llevamos ya muchos años de juego lento en el circuito americano sin que nadie realmente muestre verdadero interés por solucionarlo. Y da la sensación de que pasarán otros 20 años sin que realmente se haga nada. Una pena.

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