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Ángel Hidalgo, desde Augusta, nos cuenta lo que (casi) nadie pudo ver por televisión

Dos golpes al fade y otros dos al draw con todos los palos de la bolsa

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Jon Rahm - Masters de Augusta 2023
Jon Rahm accede al green del hoyo 18 saludando al público el domingo.

Hace ya algunos meses Dani García, uno de los mejores cocineros de España, gran amigo mío y cada vez más enganchado al golf, me dijo que tenía ganas de ir a un torneo chulo para verlo en directo y me pidió que le hiciera alguna recomendación. No me lo pensé dos veces: Masters de Augusta.

En aquel momento, a mí ni se me pasaba por la cabeza acompañarlo, pero cuando me confirmó que ya lo tenía todo preparado y revisé el calendario del DP World Tour, me di cuenta de que no había torneos en estas semanas, así que me dije: ¿no sería un buen momento para tomarme unas vacaciones y acudir por primera vez en mi vida al Masters? Obviamente, era una pregunta retórica. No hacía falta respuesta.

He estado dos días en Augusta, el viernes y el domingo. El resto he estado jugando campos de la zona, entre ellos el Augusta Country Club, el que está pegado. Pues bien, quería compartir con vosotros algunas ideas de todo lo que ocurrió el domingo. Lo que yo vi y cómo lo vi. Esa tormenta perfecta de Rahm para ganar el Masters. Por cierto, creo que Dani me va a agradecer toda la vida la recomendación. Qué pasada.

Empezamos por los últimos hoyos de la tercera jornada. Quitando el putt de birdie del hoyo 7 y el 8 completo, la verdad es que no  vi nada fino a Rahm por la mañana. Las condiciones no eran fáciles, pero yo no lo notaba cómodo. En el 9 tuvo que recuperar, en el 10, también, aunque aquí pegó un gran segundo golpe y tuvo mala suerte con el backspin; en el 11 estuvo cerca de irse al agua; en el 12 ni él mismo se explica cómo se pudo ir 12 metros largo, a los arbustos, y tuvo suerte; en el 13, tres putts; en el 15, tres putts; en el 16 falló el golpe y en el 18 tuvo que hacer una gran recuperación. No estaba sólido.

Después, antes de arrancar la cuarta ronda, decidí irme al campo de prácticas para ver entera la rutina de calentamiento de Jon. Me sorprendió mucho. No sé si lo hace siempre, pero me llamó la atención que pegara todos los palos de la bolsa. Todos son todos. Pegó el driver, las dos maderas, los tres wedges y diría que casi todos los hierros. No sólo eso, sino que con cada palo tiró dos golpes al draw y dos golpes la fade. Quizá era su manera de intentar focalizarse y estar más centrado.

La cuarta ronda, ya por la tarde, fue otra cosa. Jon no tenía nada que ver con el de la mañana. De pronto, yo lo noté, se vio que entró en control, interactuó con la gente, se sintió cómodo y transmitió una seguridad y poderío enormes. Lo mirabas y decías: sabe que va a ganar el Masters. Impresionante.

Otro detalle que os quiero contar tiene que ver con lo que ocurrió en el hoyo 4. Primero, ojito, es mucho más largo de lo que uno puede apreciar por la tele y tiene un desnivel muy grande entre el tee y el green. Y segundo, me puse justo en el tee para ver el golpe desde detrás y apreciar el tiro completo. Yo presumo de ver muy bien de lejos, sinceramente, me equivoco muy poco, así que en cuanto vi salir la bola me di cuenta de que iba al sitio, centro de green a unos seis o siete metros a la izquierda de la bandera. De manual. No me pude contener y grité «¡buen golpe Jon!». El resto del público que había en el tee se quedó en silencio y todos giraron la cabeza hacia mí durante dos segundos y me clavaron la mirada… Sudores fríos y cuerpo cortado. A ver si yo he visto otra cosa, la he cagado y no es tan bueno, pensé… Menos mal que un segundo más tarde la bola cayó en green y se empezaron a escuchar los aplausos del público de green. Había sido un gran tiro. ¡Uf!

Por último, sí, Augusta es increíble y todo el mundo lo sabe. Yo creo que todos nos conocemos el campo de memoria, pero me quedo con la zona de prácticas, que no se ve en televisión y es una brutalidad y que las calles son muy anchas y los greenes, pequeños