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Los dos colíderes tras la segunda jornada del BMW Championship son Rory McIlroy y Patrick Cantlay

Dustin Johnson se hace el despistado, pero todos los focos apuntan de nuevo hacia él…

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Dustin Johnson. © Golffile | Phil Inglis
Dustin Johnson. © Golffile | Phil Inglis

El BMW Championship sigue igual de apasionante una vez concluida la segunda jornada (esta semana no hay corte). Que sí hombre, que sí, que una vez cada dos meses, por establecer una media estándar no demasiado temeraria, no hace daño ver a los mejores jugadores del mundo pasándolas canutas para firmar tarjetas al par del campo. Más bien al contrario.

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Ahora ya sólo quedan dos jugadores por debajo del par, los dos colíderes, Rory McIlroy (-1) y Patrick Cantlay (-1), aunque también es cierto que este viernes ha soplado menos el viento sobre el recorrido Norte del Olympia Fields Country Club (Illinois) y hasta se han visto ocho tarjetas por debajo del par. Todo un lujo. La mejor ha sido precisamente la de Cantlay, un 68 que tiene su historia, porque el californiano embocaba para birdie desde el rough en el hoyo 3, en una posición que olía más a bogey que a otra cosa; luego, en el 11, desde un rough aún más profundo y a algo más de cuarenta metros del hoyo, también embocaba para eagle… Además, en el 18 enchufaba un purazo desde más de doce metros. A Cantlay sólo le falta sonreír una pizca después de ejecutar este tipo de acciones. En esta ocasión, después de hacer el eagle en el 11, se le veía levantando tímidamente el labio superior, aunque la mueca no alcanzaba la categoría de sonrisa…

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Este tipo de bonus, siempre tan agradecidos, multiplican su valor por tres y hasta por cuatro en semanas tan duras como esta. Pensémoslo bien: tal y como está de agreste el rough y de duros los greenes, nada raro hubiera sido que Cantlay sacara de estos tres hoyos un parcial de +1, o incluso de +2, y sin embargo anotaba uno de -4.

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Pero claro, póngase usted ahí y hágalo. Los bonus no se regalan, aunque casi siempre se disfrute en su ejecución de un punto más de buena suerte. Rory también ha embocado hoy desde doce metros, pero lo suyo ha sido distinto. Está jugando suelto y sin miedo y quizá esa sea la clave de su buen rendimiento en estas dos primeras jornadas. Hasta cuatro bogeys le caían al norirlandés, pero los iba alternando con algunos disparos magníficos.

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Para historietas, la de Hideki Matsuyama (PAR). El líder tras la primera jornada aún mantiene intactas sus opciones, a pesar de haber entregado hoy un 73 milagroso. El jueves su juego corto ya le había sacado de más de un apuro, pero lo de este viernes ha sido un escándalo, puesto que el nipón sólo cazaba seis greenes en regulación… Hasta ocho recuperaciones ha sacado adelante en un escenario donde, ya lo estamos viendo, se cotizan muy caras. No es broma: su juego apuntaba hoy más al 80 que a otra cosa, así que su 73 es un verdadero tesoro.

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La segunda jornada nos ha puesto sobre aviso acerca de Dustin Johnson (PAR), que sin hacer tanto ruido como la semana pasada ya se ha colocado en una inmejorable posición tras firmar un 69. Quizá sea, además, el que más ordenado está yendo de tee a green, así que ahora mismo habría que apostar por él casi por encima de cualquier otro. El de Carolina, para no ser menos, se despedía con un putt de birdie de casi diez metros en el 18, más que suficiente para mantenerlo como número uno de la clasificación Fedex en la proyección.

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También nos ha dejado la segunda ronda una imagen recurrente de impotencia de Tiger Woods (+8), desbordado por problemas puntuales en todas las parcelas, con especial mención para el juego alrededor de green y el putt, que no sólo no le han sacado de apuros, sino que los han agudizado. Y la lucha encarnizada de Jon Rahm (+6) por reengancharse, lo que sin duda ha conseguido con un registro de 71 golpes. Al menos, deja entreabierta a la remontada la puerta trasera. No es sencillo, pero al joven vasco sólo le falta juntar tres pinceladas de magia para de verdad acercarse a la cabeza, o al menos a la zona más caliente de la tabla.

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