Muchos han sido los jugadores que han establecido a lo largo de los años una relación entre Valderrama y el Stadium course del TPC Sawgrass, sede del THE PLAYERS que se disputa esta semana.
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Sergio García, por ejemplo, es probablemente el principal exponente de esta asociación. Se trata de dos de sus campos preferidos, en los que ha obtenido sonados y preciados triunfos. ¿Cuáles son las similitudes?
– Podríamos comenzar por la longitud de ambos. El Stadium course es ligeramente más largo (7.189 yardas) que Valderrama (7.001 yardas), pero puede decirse que hoy en día ambos campos responden al mismo estándar en este aspecto. El primero, por cierto, es par 72 y el segundo par 71, más que nada porque el hoyo 7 de Valderrama se juega hoy como un par 4 largo, cuando antes era un par 5 corto.
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– Desde luego, una de las principales similitudes la encontramos en los greenes, normalmente muy pequeños en ambos recorridos, rápidos y duros.
– Pero la principal relación que se establece entre ambos seguramente sea que se trata de dos campos donde no siempre vale con poner la bola en unas calles que normalmente están muy bien defendidas y delimitadas a ambos lados, sino que hay que hacerlo en una determinada zona para dejarse en efecto una opción de atacar la bandera o, incluso, el green. Ambos campos, por tanto, suponen un desafío intimidante desde el tee. Hay que se muy preciso para aspirar a algo.
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A Jon Rahm, un jugador que ya ha ganado en campos de muy diversa condición, le costó un tiempo adaptarse a este tipo de recorridos que son el Stadium course y Valderrama. La prueba es lisa y llana: sus dos primeras participaciones en el THE PLAYERS, en 2017 y 2018, se saldaron con resultados muy discretos; del mismo modo, en la primera de las dos veces que compitió en Valderrama se quedaba fuera del corte. El año 2019, sin embargo, supuso un punto de inflexión, hasta el punto que salió de líder en el partido estelar del domingo en el THE PLAYERS y, meses más tarde, acababa segundo en el Estrella Damm Andalucía Masters de Valderrama.
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¿Qué había cambiado? Sobre todo, el enfoque con el que afrontó ambos recorridos a partir de 2019. Primero, en Ponte Vedra Beach; luego, replicando deliberadamente la misma mentalidad y plan de juego en Sotogrande, con sus particulares matices, que por supuesto los hay.
El meollo de la cuestión es el siguiente: Jon cayó en la cuenta de que, en su caso, no podía ir a remolque del tiro ‘lógico’ que demandara el campo, sino más bien ‘adaptar’ el recorrido al disparo y el palo que él sintiera que tenía que pegar. Obviamente, este nuevo enfoque también vino acompañado de un mayor conocimiento del terreno, parcela en la que su caddie Adam Hayes, iba a aportar ideas o estrategias que se acomodaban al perfil de Jon y a la exigencia concreta de estos campos.
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Cambiando de tema y cuestión, hay un aspecto de las estadísticas que invitan al optimismo respecto a Jon Rahm y la presente edición del THE PLAYERS. Tiene que ver con su rendimiento en los greenes: ahora mismo, Jon ocupa en el PGA Tour la cuarta posición en la estadística general de golpes ganados a la media de jugadores en los greenes, pero es que además en 2020 está metiendo casi un 44 por ciento de los putts que está tirando entre los 10 y los 15 pies de distancia (entre los tres y los cuatro metros y medio), una auténtica barbaridad, además de toda una garantía en el Stadium course (en la temporada 2018-19 Jon embocó el 24 por ciento de los putts desde ese tramo que va de los 10 a los 15 pies, un porcentaje muy inferior al actual, aunque obviamente realizado sobre toda una temporada, baremo más fiable y estable que el actual).
