Inicio Grandes Circuitos PGA Tour El hoyo 11 cerró a Jon Rahm todas las puertas
Arnold Palmer Invitational 2022 | PGA Tour

El hoyo 11 cerró a Jon Rahm todas las puertas

Compartir
Jon Rahm
Jon Rahm. (© Golffile | Joe Lumaya)

Jon Rahm (+2) ha finalizado su participación en el Arnold Palmer Invitational con una vuelta de 74 golpes. Ha terminado en el top 20 en su primera aparición en Bay Hill. El balance no es malo, aunque obviamente está lejos de las expectativas de un Número 1 del mundo como el golfista de Barrika. 

Rahm se marcha del bravo recorrido de Orlando con el vaso de la frustración al límite. Una vez más ha tenido que contar hasta tres y cuatro para bajar las pulsaciones en el campo porque de nuevo su juego de tee a green ha sido sensiblemente mejor que el resultado. Los greenes de Bay Hill se han interpuesto en el intento de Rahm de lograr una remontada heroica. Y es que a la vista del resultado ganador final, la opción existía.

Domingo de altos vuelos en el Arnold Palmer. Se esperaba la gran escabechina para el sábado y algo hubo, pero lo del domingo ha sido de órdago a la grande. Porque sí, hoy ha sido aún más duro que ayer. Qué condiciones de juego. Lo más parecido a un US Open que se juega en el PGA Tour. Greenes marrones, firmes, rápidos y cada vez más ingobernables, un rough terrorífico y un viento que por momentos ha soplado con rachas incluso más fuertes que ayer. Un cóctel molotov para las tarjetas.

Con este panorama incluso a Jon Rahm, que partía a siete golpes de la cabeza, se le abrían las puertas de la victoria. Necesitaba algo extraordinario, sí. Casi extraterrestre, también. Estaba obligado a firmar la mejor vuelta del día, pero no era una utopía, tanto por números como por el juego de Jon en los primeros 10 hoyos.

Pese al bogey inicial en el hoyo 1, después de pegar un buen segundo golpe desde la calle pero acabar en el rough del fondo debido a los greenes-tambor de Bay Hill, Jon se las ha arreglado para abrirse alguna puerta a la gran remontada. Ha empezado pateando mejor que ningún otro día. La convicción con la que entraba el peliagudo putt de par del hoyo 2 parecía la señal de que algo grande podía pasar.

Ha ido encadenando pares con más facilidad que ayer, con alguna opción de birdie como en el 3 y el 4. En el 5 metía otro buen putt de par. Una buena señal más. Y acto seguido ponía otra piedra para la épica con un gran birdie en el hoyo 6, después de una salida descomunal, un gran tercer tiro y un muy buen putt de dos metros. 

Más opciones de birdie en el 7 y 8 que no entraron y una muy buena salvada en el 9 para par desde metro y medio tras recuperar desde el búnker. En ese momento, la vuelta de Jon desprendía aroma de día grande. Se había puesto el traje del domingo, rojo y gris, y marchaba a toque de corneta, siempre con la prudencia de tener por delante a un fiero rival como Bay Hill. El asunto quedó completamente confirmado con el birdie del hoyo 10. El wedge de la semana. La dejó a poco más de dos metros y metió el putt. Sí, esto seguía sonando bien. Jon sólo transmitía cosas buenas. Su cara de los domingos.

Sin embargo, de repente, todas las puertas se cerraron en el hoyo 11, y más concretamente en el green. La salida de Jon aquí acabó en el búnker de la derecha, zona de seguridad en este hoyo, no duele, y desde ahí pegó un segundo golpe magistral. Se dejó una buena opción de birdie de unos diez metros, pero su primer putt fue horroroso. No terminó de pegar a la bola y se quedó cortísimo, dejándose un compromiso de más de dos metros para par. Mal compromiso en estos greenes. Había salvado los anteriores con mano firme, pero tentar a la suerte en estas superficies de cristal no es lo mejor. Falló.

Aún quedaban siete hoyos por delante, pero la sensación tras ese tripateo era la de ‘Game Over’. La victoria desaparecía del horizonte. Pero no sólo eso, los tres putts hicieron daño. En el hoyo 12, par 5, pegaba una gran salida, pero un mal segundo golpe le dejaba sin birdie. Para hurgar en la herida, el putt que tiró para hacer cuatro, muy bien tirado, se escapaba haciendo corbata… Poco después la triada se completaba con otro tripateo para bogey en el hoyo 13. Fin de la historia. Ahí terminó todo.

Jon siguió peleando porque lo lleva en el ADN. Se deja la vida cada semana para acabar siempre, si es posible, con un golpe menos. Pero tampoco tuvo suerte ni acierto. En el 14 volvió a patear para birdie, igual que en el 15 y en el 16 llegó a patear para eagle. Jugó el hoyo de libro. Pero nada. Más mala sangre. Tres putts. Par. Ni por esas.

Terminó con un bogey en el hoyo 18 tras fallar la calle y con un balance de más frustración que diversión. Los greenes de Bay Hill le han hecho la vida imposible y, aún así, a falta de siete hoyos aún tenía licencia para soñar con el triunfo. Es lo que tiene su poderío. No necesita su mejor versión y hasta con una semana horrible de putt siempre está merodeando. Siguiente parada: THE PLAYERS Championship.

Resultados en directo del Arnold Palmer Invitational 2022