Hace un año, el hasta hace pocos días número 1 del mundo, Jordan Spieth, peleó por la victoria hasta el último golpe en el Shell Houston Open. En un apasionante playoff, se enfrentó a J.B. Holmes, ganador final del torneo, y Johnson Wagner. Pero lo que nadie podía imaginar es que lo ocurrido antes de aquel vibrante desempate puso una de las primeras piedras para que el jugador de Dallas se hiciera, una semana después, con su primera victoria en el Masters de Augusta.
El propio Spieth lo desveló ayer, en la conferencia de prensa previa al comienzo del torneo de Houston: «Lo que más recuerdo del año pasado es el putt que emboqué para entrar en el playoff. Tuve que ser realmente agresivo, el green tenía una ligera caída y era el típico putt difícil de lograr cuanto estás peleando por ganar un torneo. Fue un gran golpe que me sirvió también para el Masters. Es fantástico ver cómo la bola va de izquierda a derecha y termina entrando, me ayudó mucho en Augusta, sobre todo en los putts que tiré en el 15 y del 16 el domingo, que fueron cruciales para ganar».
El estadounidense será de la partida esta tarde, en el último torneo previo al primer grande de la temporada. Intentará ganar, como siempre, pero sobre todo, buscará el estado de forma óptimo para pelear por el triunfo en Augusta la próxima semana, en el que considera que será uno de los Masters más difíciles de los últimos años: «Creo que el Masters de este año podría ser el más difícil de ganar en bastante tiempo por la complejidad del campo y por el nivel de juego que muestran en el Augusta National algunos jugadores».
Spieth señala a Rory McIlroy, Jason Day y Zach Johson como sus tres principales rivales por la victoria, pero antes de dilucidar quién logra enfundarse la chaqueta verde en 2016, toca disfrutar de cuatro días de juego en el Golf Club of Houston con varios de los mejores jugadores del mundo.
