La fase más activa de Tiger Woods en los últimos 17 meses ya está en marcha. Este jueves, en Torrey Pines, comienza su particular Tourmalet de cuatro torneos en cinco semanas que pondrán a prueba su nivel de juego y, sobre todo, el estado físico en que se encuentra.
«Mi cuerpo está en un estado bastante bueno, creo que puedo manejar bien la carga de trabajo que me espera», dijo ayer a los medios de comunicación durante la rueda de prensa de presentación del Genesis Open en el que ejerce de anfitrión. «Aunque todavía tengo que salir y demostrarlo», reconoció.
Después de dos cirugías en su espalda, Tiger sólo ha disputado un torneo en casi año y medio. Fue hace siete semanas, en el Hero World Challenge, donde terminó en 15ª posición de 17 participantes. Desde entonces, ha jugado cuatro o cinco veces por semana en su casa para prepararse para este exigente inicio de año.
En su calendario previsto está el Farmers Insurance Open de esta semana, en San Diego, torneo que ha ganado ocho veces como profesional; el Omega Dubai Desert Classic del European Tour, la próxima semana; además del Genesis Open, de Riviera, y el Honda Classic, de Palm Beach.
Cuestionado sobre si son demasiados torneos, con un viaje intercontinental de por medio, después de tantos meses de inactividad, Woods señala: «Es una de mis preocupaciones, sin duda. Pero también tengo que decir que estoy deseando que llegue, lo llevo esperando bastante tiempo».
Para empezar, Tiger jugará el Pro-Am de Torrey Pines mañana miércoles, donde probará un posible reemplazo a la madera 3 de TaylorMade que ha utilizado últimamente. Y después, comenzará su primer torneo oficial de 2017 que, en caso de victoria, le haría ascender desde el puesto número 663 del ránking mundial que ocupa actualmente, hasta el 90. Casi nada…
