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La Ryder, una victoria emocionante y un aviso a los analistas

La cabeza de la espina ha salido, ahora queda todo lo demás

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Matthew Fitzpatrick
Matthew Fitzpatrick posa con el trofeo de campeón del RBC Heritage y con la funda de su driver esta semana.

«Ya puedo retirarme». Literalmente, esta fue la primera frase de Matthew Fitzpatrick cuando se sentó ante los periodistas para valorar su victoria en el RBC Heritage de Hilton Head. Ni siquiera cuando conquistó el US Open en el The Country Club el año pasado dijo algo parecido. ¿Significa esto que le da más importancia a lo de ayer que a ganar un Grande? No, en absoluto, es una exageración, pero sí demuestra el valor sentimental que tiene para el golfista inglés.

Todo viene de cuando era un crío. Fitzpatrick ha pasado varias temporadas con su familia en Hilton Head. De hecho, el Harbour Town Golf Links es uno de los campos que más veces ha jugado en su vida. Su vínculo con aquella tierra es tan grande que no ha dudado en lucir durante la semana una funda de driver con el símbolo más reconocible del campo, el faro que todo lo ilumina al fondo del hoyo 18.

Fitzpatrick estaba especialmente emocionado con la victoria. «Ya puedo retirarme. Este es el torneo que siempre he querido ganar. Aparte de los majors, no había una semana más importante en mi lista de deseos. Mi familia y mis amigos te lo pueden decir. Este lugar es especial para mí y significa mucho haber ganado», admitió.

La motivación por ser Hilton Head era más que evidente, pero no la única. La Ryder Cup también estaba al fondo. El inglés, frío como pocos en el campo de golf, reconoció que escuchó los gritos de «U-S-A» del público durante su duelo en el desempate con Jordan Spieth y eso le dio un sabor aún más especial al triunfo. «Obviamente, cuando estás en inferioridad o no eres la persona a la que todos no apoyan, es un poco más dulce cuando ganas, no hay duda de eso», afirmó.

Hay que recordar que el récord de Fitzpatrick en la Ryder Cup es muy malo. Ha jugado cinco partidos en dos ediciones diferentes y ha perdido los cinco. Además, en sus dos participaciones perdió Europa. El inglés tiene algo más que una espina clavada con esta competición y confía en sacársela este mismo año en Italia. Lo de ayer fue un primer paso, una reafirmación.

En cuanto a sus recuerdos del torneo cuando era pequeño, Fitzpatrick tiene clavado como un puñal la ausencia de Tiger Woods. «Siempre recuerdo venir aquí y decirle a mi padre: «¿Va a jugar Tiger aquí?», y mi padre me decía: «No, Tiger no juega esta semana». Creo recordar que eso ocurría a menudo, siempre estaba buscando a Tiger. Lo más importante es ganar este torneo por la historia que mi familia y yo tenemos aquí. Por eso es tan especial», explicó.

Por último, Fitzpatrick puso la tirita antes de que salga la herida en los análisis de su victoria. «Es una buena victoria, pero no creo que la necesitara para validar el triunfo en el US Open, creo que es importante en sí mismo como para tenerlo en cuenta. Sin embargo, seguro que muchos dirán ahora que he ganado porque este campo se adapta muy bien a mi estilo de juego. Para los que piensen eso, sólo les recuerdo que he fallado varias veces el corte aquí, por lo que eso de que se me da bien…», señaló con una sonrisa.