Matthew Fitzpatrick falla un putt de poco más de tres metros en el hoyo 17 y una parte del público de Hilton Head arranca a gritar «U-S-A, U-S-A, U-S-A». Flota en el ambiente. El inglés se está enfrentando a Jordan Spieth en un playoff para determinar quién gana el RBC Heritage y la referencia a la Ryder Cup es inevitable. Porque estos dos van a estar sí o sí en Roma el próximo mes de septiembre. Quién lo duda.
Lo siguiente al jolgorio es que el norteamericano falla su opción de birdie de poco más de dos metros y Fitzpatrick la deja dada en el tercer hoyo del desempate para ganar el torneo. Una victoria con su puntito Ryder. Puntazo para Fitzpatrick. Primera victoria regular en el PGA Tour del campeón del US Open 2022.
Queda mucho para la cita de Roma y esto no tiene nada que ver, cierto, no mezclemos churras con merinas, pero todo suma y cualquier impulso es bienvenido, sobre todo, para un Fitzpatrick que debe tener un papel protagonista en la próxima Ryder y al que no le sobran los referentes positivos a los que agarrarse cuando se trata de enfrentarse a Estados Unidos. No olvidemos que las dos Ryder que ha jugado hasta el momento (2016 y 2021) han dejado bastante que desear. Por todo ello, ganar este domingo en Hilton Head, derrotando a unos de los héroes de la Ryder de Estados Unidos y escuchando a la grada en contra, tiene su punto… su punto Ryder.
Y no es precisamente que la historia estuviera a favor de Fitzpatrick en esta batalla. Antes que él dos ingleses se habían jugado el triunfo en el Harbour Town Golf Links en el desempate y los dos habían perdido, Brian Davis en 2010 ante Jim Furyk y Luke Donald en 2011 ante Brandt Sendeker. A esto, le añadimos que Spieth ya ganó este torneo el año pasado en el desempate y, por si fuera poco, Fitzpatrick había perdido sus tres últimos playoffs, todos ellos en el Circuito Europeo: Alemania (2019), Escocia (2021) e Italia (2022). Sí, en el campo de la Ryder. Más madera. Más que puntito, esto es un puntazo para Fitzpatrick.
La última jornada del RBC Heritage ha sido muy bonita. Lenta (cinco horas y cuarto el partido estelar, con Cantlay, sí, con Cantlay), pero muy bonita. El campo es una maravilla, exigente, traicionero y duro, y la batalla ha sido sin cuartel. Pronto se ha visto que era una batalla entre tres, los tres del partido estelar. A Scottie Scheffler no le daba su putt para meterse en la pelea, Xander Schauffele sólo apareció realmente al final y Sungjae Im se quedó a medias.
Así las cosas, ha sido una magnífica lucha entre Fitzpatrick, Spieth y Cantlay. Jordan pegó primero, con cuatro birdies en seis hoyos, mientras que los otros dos le aguantaban el pulso. El torneo parecía bajo control de Spieth, pero ya sabemos cómo se las gasta este campo y las cosas que le suelen pasar a Spieth. Siempre le pasan cosas.
Un bogey en el 14, después de un chip muy engañoso en el que se le fue la mano y acabó suplicando, con éxito, que no se fuera al agua, abrió la puerta a Fitzpatrick. El inglés se metió con un elefante en una cacharrería, mientras que Cantlay claudicaba con dos bogeys seguidos en el 13 y 14.
La respuesta de Fitzpatrick al bogey de Spieth fueron dos birdies sensacionales en los hoyos 15 y 16, y aún se dejaba una gran opción en el 17 que no entraba. Uno de esos putts que el británico no suele perdonar.
Llegaron al 18 con todo en juego, empatados, y así siguieron con sendos pares. Ninguno tuvo ocasión clara de birdie, de hecho Spieth acabó salvando un par comprometido con un putt de metro y medio largo.
En los dos primeros hoyos de desempate la ventaja clara fue para Spieth. Tuvo dos opciones de birdie muy buenas y las dos veces tocó hoyo, pero no entró. El texano no daba crédito. En la segunda ocasión, pateó justo después de los gritos de «U-S-A» y acto seguido llegó el tirazo de Fitzpatrick para resolver el asunto. Chaqueta de cuadros, trofeo y alguna que otra herida que aún estaba supurando, cerrada.
