Viktor Hovland (-9) es el líder destacado del Arnold Palmer Invitational una vez completado el turno de mañana de la segunda jornada. El noruego ha entregado una tarjeta galáctica de 66 golpes en unas condiciones muy complicadas en Bay Hill.
El campo ha dado un giro de tuerca este viernes. Los greenes están más duros y más rápidos, el rough no permite ninguna alegría y, por si fuera poco, a partir de las diez de la mañana se ha unido un viento curioso que pone el asunto aún más crudo. Sí, este ya es un viento que molesta, que influye, que condiciona los golpes.
El roto de Hovland ha sido importante. De entre los que suspiran de alivio en la casa club con su vuelta terminada, tiene a Tyrrell Hatton a dos golpes, Billy Horschel a tres y ya los siguientes están con -3: Hossler, Laird, Casey, Howell III, Kizzire y Burns. Jon Rahm (-2) se ha quedado a un solo golpe de ese selecto grupo que ya vive cómodamente en el top ten. Sergio García (+1) se ha asegurado el corte con una vuelta muy trabajada.
Hovland ha fraguado su gran resultado, dos golpes menos que el siguiente mejor guarismo de la mañana, en un comportamiento extraterrestre en los greenes. Ha metido mucho. Sin ir más lejos, ha completado un cien por cien de fábula en los putts de entre dos y tres metros. Ha hecho cuatro de cuatro.
Esos putts de entre dos y tres metros son cruciales esta semana. Es como en el Masters de Augusta o el US Open. En un campo ‘normal’ son putts de un metro o menos, y se meten muchos, pero aquí se convierten en serios compromisos de dos y tres metros porque así lo exige esa diabólica mezcla de greenes duros y rápidos y rough bien alimentado. No es fácil dejarlas más cerca ni pegando hierros desde la calle y mucho menos aprochando desde fuera de green.
Por eso, tiene mucho valor ese cuatro de cuatro de Hovland. Es la diferencia de estar con -9 a poder ir con -5. La noche y el día. Por ejemplo, hoy Jon Rahm ha tenido once putts de entre cinco y once pies, ya fuera para birdie o para par, más o menos entre metro y medio y poco más de tres metros, y ha metido cinco, menos del 50 por ciento.
Son cuentas sencillas y hasta simples, pero reflejan muy bien cómo hay que jugar esta semana en Bay Hill para estar arriba. Sí, por supuesto, hay que estar fino desde el tee, pero después hay que andar lúcido en los greenes. Además de ese cuatro de cuatro, Hovland ha metido un putt de cinco metros, otro de cuatro y un tercero de siete y medio. La clave de bóveda.
Lo mismo ocurre con Tyrrell Hatton. Ha metido una desde fuera de green, a unos 15 metros del hoyo en el 7, jugando además por delante de Sergio y Jon, y después ha metido cuatro putts de entre cuatro metros y medio y nueve metros. Cuatro putts desde esa distancia y con estes greenes tan difíciles de interpretar, con poco pelo en algunas zonas, es algo más que un bonus.
Sea como fuere, es un nuevo golpe sobre la mesa de Hovland. Juega bien en todos los campos, en todos los continentes y en todas las situaciones. El noruego es un prodigio de consistencia y regularidad. Junto a Jon Rahm son los dos jugadores más fiables del mundo en estos momentos.
La tarde de viernes está siendo muy difícil. Pronosticaba Jon al acabar su ronda: «ojo que no ocurra como cuando ganó Hatton, que el viernes el líder iba -8 y terminó con -4, no me sorprendería». Pues va por ese camino, sobre todo si tenemos en cuenta que el sábado se espera un día muy ventoso. Puede ocurrir aún de todo. Por lo pronto, con sus rondas de 70 golpes Jon va a subir cerca de 40 puestos y Sergio ha ganado más de 50. El +3 debería acabar entrando en el corte. Condiciones de Grande. Señoras y señores, hay que frotarse las manos y subirse las mangas.
