Los resultados mandan, sobre todo si está en juego la FedEx Cup, así que Jon Rahm (-12) se habrá marchado hoy aliviado, porque realmente se ha metido de lleno en la lucha por la victoria en el TOUR Championship. No es que se hubiera quedado fuera en la primera jornada, no nos pongamos dramáticos, de hecho hoy está un golpe más lejos de la cabeza, pero las sensaciones que transmitía su juego el jueves eran bien distintas. Sencillamente, Jon no iba a poder ganar si no andaba más acertado desde el tee, que es exactamente lo que hoy ha ocurrido.
Alivio por verse en la pomada el fin de semana, desde luego. Pero quizá más alivio todavía por volver a sentirse dominador en el campo de golf, aunque normalmente lo segundo lleve a lo primero.
Si hoy está un golpe más lejos de la cabeza es porque Viktor Hovland (-16) y Collin Morikawa (-16), los dos colíderes con sendas vueltas de 64 golpes en esta segunda jornada, marchan esta semana en modo Atila, calcinando el terreno a su paso. Pero es probable que no puedan mantener tal ritmo, lo contrario sería sorprendente, y entonces, ahora sí, con el machete bien afilado, Rahmbo podría salir a la caza…
Los números gruesos no cuentan toda la verdad. El español cogía el jueves seis calles y hoy han sido ocho, sólo dos más, sin embargo su actuación con el driver en las manos de un día para otro ha sido radicalmente distinta. Puede que hoy no cogiera muchas más calles, pero los errores eran más llevaderos, menos groseros, lo metían en menos problemas. Y su figura en los tees se erguía (y hasta se alineaba) más confiada.
Tanto ha sido así que el de Barrika, por ejemplo, ha cogido más greenes en regulación que nadie (16/18), también por el eficientísimo manejo de sus hierros. Al fin Jon, de nuevo, liderando registros. Hasta podría decirse que el resultado de 65 golpes que ha firmado en su tarjeta se le ha quedado corto, porque en los hoyos 8 y 12 se le escapaban dos excelentes opciones. Jon ha sumado hoy hasta siete birdies y en sólo uno de ellos ha embocado un putt de más de tres metros. También es cierto que salvaba un gran par en el 14, enchufando uno desde esa distancia, que todo hay que decirlo.
Es la primera gran ronda de golf de Jon Rahm en estos play offs, más allá incluso del resultado. Por sensaciones, por poderío, por oportunidades. Una gran ronda de principio a fin, sólida y hasta exuberante, con el único lunar de ese putt de par de poco más de un metro que erraba en el 7. Llegaba a esta encrucijada decisiva como líder del ranking y parecía escapársele la gloria como agua entre los dedos. Pero habrá que convenir en que todavía está a tiempo de encauzar la situación y de darse el gusto de ‘hacer justicia’. No es sólo el resultado, es que este morrosko sí ha recordado más al de enero. Al de febrero. Al de marzo. Y al de aquella inolvidable semana de principios de abril.
