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Jon Rahm se deja mucho terreno en el BMW Championship pero aún no ha dicho la última palabra

Jon Rahm pierde el sitio, el ángel y se obliga a un domingo galáctico

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Jon Rahm. (© Golffile | Tom Boland)

Bryson DeChambeau (-21) y Patrick Cantlay (-21) comparten el liderato del BMW Championship a falta de 18 hoyos para completar el segundo playoff de la FedEX Cup. Con algún que otro altibajo han sido capaces de mantener la velocidad de crucero que demanda el recorrido Caves Valley de Baltimore. Jon Rahm (-16) también lo estaba consiguiendo hasta que ha llegado el último tercio de la vuelta. Ahí ha perdido el sitio en el campo, el ángel y mucho terreno con los líderes. No, no vamos a decir que se ha quedado sin opciones de victoria porque sería de necios con Jon de por medio, pero desde luego se le ha puesto muy cuesta arriba. Necesita un domingo galáctico y eso es lo que va a buscar desde esta misma noche. Que nadie lo dude.

El partido estelar ha arrancado a toque de corneta. Ha sido una avalancha de golf espectacular, una carrera a tumba abierta. DeChambeau abría con un parcial de cuatro menos en cinco hoyos, metiendo putts desde su casa para eagle y para birdie, mientras Cantlay respondía con otro fenomenal parcial de tres menos en tres hoyos, igualmente con una exhibición en los greenes. Rahm recogía el guante y aceptaba el duelo. Empezaba también con un parcial de tres menos en cuatro hoyos, sin embargo daba la sensación de que lo estaban llevando con la lengua fuera.

Era tal el nivel de acierto de sus compañeros de partido que inevitablemente le estaban obligando a forzar la máquina. Ha aguantado el tirón al principio porque tiene mil recursos, pero ya se veía que su golf no andaba tan fluido como en los días anteriores. De tee a green no andaba tan fino y el putter, sin estar mal, no estaba al nivel del parque de atracciones que se habían montado DeChambeau y Cantlay.

Jon ha ido resistiendo, agarrándose con uñas y dientes y sacando birdies por aquí y por allá para no dejar de enseñar el morro a sus rivales, pero a partir del hoyo 13 es como si hubiera perdido el sitio en el campo. Ha tardado en pegar el golpe de salida en este par 3. Cuando ya estaba puesto para tirar le ha parado su caddie, Adam Hayes, porque no terminaba de tener claro el viento. Lo han vuelto a pensar y han mantenido la idea inicial. Sin embargo, ha sido un mal golpe. La bola se cerró más de la cuenta y se dejó una recuperación imposible. Lo hizo de lujo, con un globo marca de la casa, pero se le escapó el putt de par de algo más de dos metros.

Desde ese instante ya nada le ha salido a derechas. Sólo ha cazado el green del hoyo 15 y en el resto, incluido el hoyo 16, par 5, ha ido sufriendo para salvar pares, cosa que no conseguía en el 14 y 18. El remate de esta extraña fase de desconexión del jugador de Barrika ha llegado en el segundo golpe del hoyo 18 desde el búnker de calle. Justo en el momento del impacto se le ha resbalado el pie derecho y su su tiro ha quedado corto. En estos momentos de zozobra tampoco el juego corto le ha ayudado. Los approachs del 14 y 18, por ejemplo, no han sido buenos.

En cualquier caso, Jon ha firmado una tarjeta de 70 golpes y ha hecho seis birdies. Es decir, es plenamente consciente de que tiene arsenal más que suficiente para hacer muy pocas y lanzar mañana un ataque final. Hoy ha sido un día malo que, aunque parezca increíble por su racha de golf más reciente, hasta el mismo Rahm la puede tener. Saldrá a cinco golpes desde la octava posición. Se le ha complicado mucho, pero no está imposible.

DeChambeau y Cantlay, con sus diabluras en los greenes, se han ganado una ventaja de tres golpes con Sungjae Im (-18) y cuatro sobre un grupo de cuatro jugadores formado por Rory McIlroy (-17), Abraham Ancer (-17), Sergio García (-17) y Sam Burns (-17). La mejor vuelta del día ha sido de Louis Ooshtuizen con 64 golpes.

Lo lógico sería que este domingo el triunfo se dirimiera en un mano a mano entre DeChambeau y Cantlay, pero teniendo en cuenta que en este campo se pueden hacer muy pocas aún pueden ocurrir muchas cosas en los últimos 18 hoyos. Si Jon Rahm recupera el ángel, estará peleando en los últimos nueve hoyos del torneo.

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