Jon Rahm (-11) ha cerrado su participación en el Fedex St. Jude Championship, primer play off de la Fedex Cup, con una excelente tarjeta de 66 golpes, cuatro menos en el día, registro que le ha llevado a una más que interesante quinta posición final en el torneo, a cuatro golpes de los dos jugadores que salían a jugar un desempate, Zalatoris y Straka.
No hay que darle muchas vueltas, tal y como se ha ido viendo a lo largo y ancho de las cuatro vueltas: si el jugador de Barrika hubiera pateado sólo un poquito mejor, sin duda habría llegado con serias opciones de victoria hasta el último suspiro. Hoy, en todo caso, Jon ha estado muy sólido en los greenes. Puestos a pedir, le ha faltado darse alguna alegría más (algún purito de birdie, vaya), pero también ha enchufado muy buenos putts para salvar sendas situaciones delicadas en los hoyos 9 y 12. Nada que objetar en este apartado.
Por lo demás, el español sigue siendo de los mejores de tee a green y es casi obligatorio insistir en una circunstancia que hoy ha vuelto a quedar confirmada: su mejora en las recuperaciones alrededor de green, siendo precisamente el mejor jugador del torneo en esta estadística (14/16). Es muy probable que Rahm dedicara mucho tiempo a esta parcela del juego en aquellas dos semanas de trabajo que tuvo a su regreso del Open y justo antes de que naciese su segundo hijo. Sea como sea, ha recuperado ese toque, ese temple, que había quedado sensiblemente difuminado en anteriores comparecencias.
El balance general de la actuación debe ser positivo, a todas luces. Para empezar, porque con este quinto puesto ha asegurado definitivamente su presencia en la gran final, el Tour Championship. El plan ideal, vaya obviedad, sería que a continuación, en el segundo play off, el BMW de la próxima semana, mejorase ese 14º puesto en la Fedex para llegar con más opciones a la gran disputa final en Atlanta. Pero el caso es que las sensaciones generales que ha trasladado la actitud del vasco y su solidez en el juego largo, apuntan hacia ese objetivo. Vamos a ver sencillamente cómo se adapta y cómo se encuentra en los greenes de bermuda del Wilmington Country Club, escenario del BMW, recorrido que se juega por primera vez en la historia del PGA Tour, aunque sea rico en historia. Ya habrá tiempo de analizarlo al detalle.
Teniendo en cuenta su actuación de esta semana, así como el momento de frescura mental y energía que demuestra (hay que tener mucho de ambas cosas para no sucumbir al maldito embrujo de los tripateos), no cuesta nada situar ya a Jon Rahm como un factor a tener en cuenta, de peso, en estos play offs. Esto es lo que tienen los súper campeones: en su peor temporada en el PGA Tour, resulta que todavía se ha dado margen suficiente para llegar con opciones al gran triunfo final.