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El doble ganador del PGA Championship desvela que está siguiendo una dieta

Cada vez que Thomas está de bajón, ‘se pone la foto’ de Jon Rahm

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Hace cuatro días Justin Thomas cumplió 30 años. Cifra redonda. Cambio de década que anima a algunos a hacer balance de su vida. Más o menos profundo, pero al menos una rápida revisión. Thomas no se esconde y asegura que su balance sale a deber. Le faltan victorias. Ha ganado quince veces en el PGA Tour y le sabe a poco. «A estas alturas yo esperaba tener al menos 20 victorias», aseguraba esta semana antes de salir a jugar el Wells Fargo Championship. Puede sonar a arrogancia, pero es todo lo contrario. Es de una humildad aplastante.

Thomas es uno de los jugadores más autoexigentes del mundo. Hay momentos en los que llega incluso a la autoflagelación. Va en su manera de ser. Por eso, no puede estar contento con el año 2023 que lleva. No lo oculta. Ha jugado nueve torneos, no ha ganado y sólo ha sumado dos top 10. Su mejor resultado es un cuarto en el Phoenix Open. Tiene, sin embargo, siete top 25. Un año frustrante. Está pero no está. No es fácil de digerir para alguien como él. «Básicamente, mi sensación este año al acabar cada ronda es que no he podido hacer un golpe más», asegura.

Thomas está convencido de que el juego se encuentra a punto. No hay nada técnico o físico que pueda echarse en cara. Ha llegado a la conclusión de que no es más que una dinámica. Hay que trabajar, trabajar y sentarse a esperar a que cambie. En este sentido, cuando se encuentra en horas bajas porque no llegan las victorias, o las opciones los domingos, siempre se pone de ejemplo a Jon Rahm. Es su asa de salvación. «El golf es generalmente una carrera muy larga y siempre va a tener rachas frías y calientes. Yo no diría que Jon tuvo en 2022 un mal año, pero sabiendo su personalidad, lo competitivo que es y el calibre de juego que tiene y lo que cree en sí mismo, estoy seguro de que no estaba satisfecho, seguro que quería ganar más. Sin embargo, cuando yo jugaba con él hace un año, la realidad es que no estaba muy lejos. Eran detalles. Tiraba buenos putts, pero quemaba los bordes y se salían del hoyo. Así me estoy sintiendo yo este año», asegura.

Thomas confía en que pronto pueda tener una racha de golf como la Rahm en este inicio fabuloso de 2023. «Las estadísticas dicen que mi putt no es muy bueno, pero sé que estoy muy cerca, sé que a veces es sólo cuestión de un impulso, necesitas una ronda o una semana buena para cambiar la dinámica y descubrir que la bola ya no bota rara y acaba en el búnker, sino que acaba en la calle. Eso es impulso. Y desde ahí, ya puedes tener una semana buena detrás de otra. De pronto, ya nadie habla de que estás mal, de que tienes que cambiar o de qué es lo mejor para ti», afirma.

Lo que ocurrió en el Masters de Augusta fue, a su juicio, un buen ejemplo de la temporada que estaba haciendo. «Creo que lo resume bien. Yo estaba jugando bien, metido en la lucha por el torneo y, de pronto, nos sale un aguacero y me quedo fuera del corte. Tal y como estaba jugando sentía que podía tener una oportunidad de ganar, pero de repente viene la lluvia y el frío y lo cambia todo. No es una excusa, porque Jon tuvo exactamente las mismas condiciones y ganó el torneo, pero a mí me afectó más. Estoy seguro de que sin lluvia y frío ese día mi torneo habría sido distinto», señaló.

Hablando de dinámicas, para Justin no hay una mejor manera de explicarlo que con las bolas clavadas. «Ya no sé ni cuántas bolas clavadas en la arena he tenido este año en los búnkers… Eso nunca te pasa cuando vas seis menos después de 16 hoyos, sino cuando está uno bajo, al par, ahí en el límite. He tenido muchas bolas clavadas, valga la metáfora y ya es hora de tener buenas vibraciones», afirma. Siente que está como Rahm hace un año, a punto de que pasen cosas muy buenas, y esa sensación consigue calmarlo.

Por otro lado, Thomas desveló que se está sometiendo hace tiempo a una dieta que incluye no tomar gluten durante un año ni lácteos durante seis meses. La razón por la que empezó esta dieta fueron unas malas sensaciones el año pasado. «Fue en torneo donde hizo mucho calor. De pronto, me empecé a sentir muy débil, muy flojo, sin fuerzas. Al principio no le di importancia, pensé que sería algo puntual, pero me pasó varias veces, incluso la semana del PGA en Tulsa, cuando gané, sentí lo mismo. Así que decidí ir al médico y estamos probando para descubrir si tengo alguna intolerancia. Es prueba y error. Ojalá sirva de algo porque es duro dejar de comer algunas cosas, en mi caso odio no poder comer pizza», desveló.

Sí añadió que se siente bastante mejor últimamente, con más energía y más capacidad para recuperar rápido.

En cuanto a Tiger, Thomas se mostró muy respetuoso. «Con él sólo me quiero comportar como un amigo. Estoy ahí para ayudarle y apoyarle en lo que necesite. No voy a ir a preguntarle, oye tío cuándo vas a volver a jugar, no, no me interesa eso ahora. Lo único que quiero es que él esté bien y se recupere y si necesita algo ahí estaremos».