Viktor Hovland (-8), Scottie Scheffler (-8), Tyrrell Hatton (-7) y Rory McIlroy (-6). Cromos repetidos en Bay Hill. Reunión de antiguos alumnos en la última jornada del Arnold Palmer Invitational. No uno, ni dos, sino esos cuatro jugadores pelearon por la victoria el año pasado en este mismo torneo y repiten este domingo. Todos están en el top 5. Y de los cuatro, tres han ganado ya aquí. ¿Casualidad? Demasiada.
Bay Hill es un recorrido hecho para dos tipos de jugadores. Por un lado está el señor hormiga, ese golfista que va poco a poco, sumando un birdie aquí y otro allá, fallando lo mínimo, templando los nervios, que no se dispara en ningún momento, pero que tampoco termina de caer. En ese perfil encajan jugadores como Scheffler, Hovland y Conners.
El otro tipo es el señor diablo de Tasmania. Golfistas que de pronto encienden la turbina y se ponen a hacer birdies como si el mañana no existiera. Son capaces también de hacer muchos bogeys, pero tienen tal capacidad de acierto que lo compensan. En este grupo estarían Hatton y McIlroy. También podríamos meter a Justin Thomas (-5) o Jordan Spieth (-5), otros dos que están en la pelea por el triunfo.
Uno mira la clasificación a falta de 18 hoyos y es imposible no sacar una sonrisa. Se nota que Disneyworld está a sólo unos kilómetros de Bay Hill. Es la ilusión y la alegría. Sólo nos falta el Pato Donald, si nos permiten el símil con Jon Rahm (+1). Que conste que el símil se debe a que es el personaje de la factoría del señor Walt que mejor cae al que esto escribe. Una lástima que Jon no se haya podido apuntar a la fiesta del domingo tras un sábado aciago.
En cualquier caso, se nos ha quedado una jornada final espectacular. Kurt Kitayama (-9) es el líder en solitario con un golpe de ventaja sobre Hovland y Scheffler. Mucho mérito para Kitayama, que pasó con un parcial de tres sobre par por el hoyo 9 y fue capaz de darle la vuelta cuando más le apretaba la soga, incluido un birdie sensacional en el 18 para reservar un sitio en el partido estelar.
Hovland, por su parte, se ha ganado la reválida. El año pasado tenía el torneo en sus manos y se le acabó escapando con tres bogeys en los últimos seis hoyos. El noruego se ha mostrado hoy sólido como el mármol. En 2022 se lo quitó Scheffler, que hoy acababa con tres birdies consecutivos para meterse arriba del todo. Qué capacidad tiene este hombre para acabar siempre apareciendo. De una manera o de otra. Vuelve a salir en el penúltimo partido, como el año pasado…
A dos golpes de Kitayama está Tyrrell Hatton, el hombre en combustión. Queda la duda de saber qué versión nos encontraremos mañana, pero si es parecida a la de hoy, es favorito. Ha demostrado ya muchísimas veces que es capaz de ir muy bajo en Bay Hill.
A tres golpes están Rory McIlroy y Harris English. El segundo, por cierto, es de los hormiga. McIlroy siempre es favorito, y mucho más en un campo donde, como Hatton, ya ha ganado. Lo que ocurre es que Rory está ahora mismo en esa etapa en la que te puedes creer cualquier cosa. Vueltón o decepción.
En la batalla hay que meter también a los -5, con el joven que rechazó a LIV Golf Pierceson Coody, Justin Thomas y Jordan Spieth, y también a los -4, cómo no, con Max Homa y Cameron Young. Incluso, rizando el rizo, habría que decir que los -3 pueden tener aún su oportunidad. Necesitan un vueltón, cierto, pero puede darse. Por ahí pululan otros grandes nombres como Jason Day, Corey Conners, Tony Finau, Xander Schauffele, Ludvig Aberg o Patrick Cantlay.
Qué pena que no esté Jon para que la fiesta sea completa. En cualquier caso, domingo de altos vuelos en Bay Hill, con aroma de Grande. Veremos si la preparación del campo también se parece finalmente a un US Open. Aún le queda una vuelta de tuerca y la podríamos ver este domingo, con sus greenes ya marrones y el sonido del tambor en cada hierro a green… Ojalá, porque el viento no parece que vaya a ser un factor.
