– Thomas Detry (-9) es el líder del AT&T Pebble Beach Pro-Am, segundo Signature Event del PGA Tour de la temporada, después de la primera jornada. El belga ha firmado un 63 en Spyglass Hill y aventaja en un golpe a Patrick Cantlay (-8), que ha jugado en el mismo campo. El belga se acerca ya a los doscientos torneos disputados en los dos principales circuitos del mundo (152 jugó en el DP World Tour y 44 lleva en el PGA Tour) y todavía no ha conseguido un triunfo, lo que no deja de causar sorpresa si uno lo ve jugar. Su swing es un primor. Pero esa cabecita todavía tiene que terminar de armarse…
– Y Matthieu Pavon (-7), ganador de la semana pasada en Torrey Pines, es tercero después de esta primera ronda y su tarjeta de 65 golpes ha sido el mejor resultado en Pebble Beach. La semana pasada, en San Diego, ambos ya estaban arriba a las primeras de cambio, aunque luego sólo el francés aguantaría hasta el final. Lo de hoy, ante la crème de la crème del golf mundial (están nueve de los diez mejores del mundo y 23 de los 25 mejores) es algo todavía más serio. A ver quién baja al galo de la maravillosa nube en la que anda subido, desde la que sigue mostrando un juego muy ordenado, muy inteligente, y un putt asesino. La crème de la crème, hoy, es él. Y Detry. Les queda que ni pintada la expresión a estos dos francófonos.
– Por si quedaba alguna duda de cómo le había sentado el éxito histórico de hace unos días, Pavon arrancaba su vuelta en Pebble con sendos birdies en los hoyos 1 y 2. Y terminaba con cuatro birdies más por los últimos cinco hoyos del legendario recorrido californiano, que se ha jugado más largo de lo habitual, puesto que las bolas prácticamente se quedaban en el pique al aterrizar en calle, de lo húmedo que está. Poco o nada le importan al francés las condiciones, él simplemente es uno de los jugadores más en forma del planeta y no hay más que hablar. Habrá que ver, no obstante, si la semana no se le hace muy larga, pero ahora mismo no queda mas remedio que apostar por él. Además, las condiciones de juego de esta primera jornada, con algo de viento y un poco de agua, han sido las mejores que a priori se van a encontrar todos esta semana, así que nunca está de más tener ya un buen colchón de seguridad y una ventaja considerable sobre la mayoría.
– La primera escaramuza en la gran batalla por el Número Uno del mundo entre Scottie Scheffler (-3) y Rory McIlroy (-1) la estaba ganando claramente el norirlandés, que marchaba seis menos en Spyglass a falta de cuatro hoyos, pero Rory entraba en uno de esos extraño bucles que de tanto en tanto frecuenta y terminaba con dos bogeys en los hoyos 6 y 8 (terminaba por el 9) y un triple bogey en el 7, donde cobraba una penalidad de dos golpes por dropar incorrectamente una bola. Un paseo de manual por Rorylandia, ese reino de fantasía donde todo puede ocurrir, aunque la mayoría de las veces sean cosas buenas y emocionantes.
– En fin, a las primeras de cambio Rory se ha complicado mucho el objetivo del asalto al trono, pues el peor resultado que podía permitirse para conseguirlo era un tercer puesto, empatado con dos jugadores. Scheffler, por su parte, tampoco termina de romper, de estallar, muy en la línea de lo que ya se le ha visto en 2024. Es como si la ausencia de su gran rival, Jon Rahm, le hubiera sumido en un estado de serena melancolía…
– En cuanto a Nick Dunlap (+4), sin duda uno de los grandes atractivos de la semana tras su victoria como amateur en el American Express, digamos que tampoco escandaliza demasiado su puesta en escena como profesional con una ronda de 76 golpes en Pebble Beach. El joven de Alabama, que no ha estado nada mal desde el tee, se ha mostrado muy gris con los hierros en la mano y ha pagado muy caro casi cada error, entre otras cosas porque su putt tampoco le ha echado una mano. Ahora mismo cierra la clasificación, pero tiene 54 hoyos por delante para remontar hasta donde buenamente pueda. Todo un reto.