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así diseña el de borriol sus planes a largo plazo y así prepara su próxima cita, el us open en oakmont

La paz de Sergio

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Sergio García no volverá a jugar hasta el US Open en Oakmont, que comenzará el próximo 16 de junio. Nada tiene que ver esta planificación con su victoria en el Byron Nelson. Ya estaba así diseñada.

Cada vez que puede trata de jugar sólo de dos en dos semanas, con un máximo de tres, aunque no siempre sea posible: este año, por ejemplo, ha llegado a jugar cuatro semanas seguidas (Dell Match Play, Shell Houston Open, Masters y Open de España). Cuando García se harta de puntualizar que hay otras cosas en su vida además del golf, no da puntadas sin hilo. Y en este tipo de planificación encontró el equilibrio hace tiempo. Necesita poner distancia para regresar con frescura.

De entrada, el jugador español se va a quedar toda esta semana que viene en Estados Unidos. Y no, no visitará el escenario del US Open. No es una práctica que le seduzca. La idea, de hecho, es desconectar de casi todo. Descansar. Cambiar de actividad. Divertirse. Puede que incluso no llegue a tocar ni un palo estos días, salvo que su actual pareja, Angela, le anime a hacerlo de un modo muy relajado, porque ella es una gran jugadora y le encanta salir al campo.

El sábado que viene dará el salto a este lado del Atlántico. En concreto, estará in situ en la Final de la Champions League en Milán. A partir de ese momento comenzará a preparar el US Open con dos semanas por delante para hacerlo, y lo hará en Europa.

Por si quedaba alguna duda, poco o nada va a cambiar en su vida por este nuevo triunfo. Igual que las transformaciones en sus rutinas y en su modo de trabajo son contadas y progresivas. No le van a Sergio ni a su entrenador de toda la vida, Víctor García, su padre, los cambios drásticos en ningún sentido, mucho menos en la parcela técnica.

La incorporación de Daniel Colomar, profesor de putt, en su equipo de trabajo hace poco más de un año fue el hecho más significativo en los últimos tiempos. Unos meses antes también había fichado a Emilio Pereira, preparador físico, que ya no está junto al de Castellón. El trabajo de Colomar, además, va un poco más allá de los greenes, desde el momento en que existe entre ellos una buena sintonía que no sólo se basa y desarrolla en los aspectos puramente técnicos del putt.

Tampoco debemos ‘situar’ al de Borriol flotando permanentemente en una balsa de aceite. Los calentones también pueden estar a la orden del día. Como en Augusta. Como en Sawgrass. Pero es muy cierto que los estados de frustración son cada vez menos y pasajeros.

La excelente actitud mostrada por el jugador español a lo largo y ancho de la última jornada en Texas no es casual, pero tampoco responde a un sólo factor, concreto y reciente. Tiene que ver con la confianza que mantiene en su círculo más cercano, que apenas cambia, con su padre, Víctor, al mando de las operaciones (su madre, sus hermanos, Carlos, Irek, Glen), con el trabajo con Colomar, que cala día a día, con la estabilidad emocional junto a Angela… Y también, por qué no señalarlo, con una evidente mejora en un juego corto y alrededor de green que viene puliendo en los últimos tiempos sin grandes prisas o novedades, sin volverse loco ni buscar el Santo Grial del golf. Según Sergio, no existe (y es más que probable que tenga razón).