El viernes no fue un día fácil para Matt Wallace. De principio a fin. El golfista inglés se despertó a las ocho de la mañana con un mensaje del PGA Tour en su móvil. No jugaba hasta por la tarde, pero se le pedía que fuera cuanto antes al TPC River Highlands para hacerse un test. La razón de tanta urgencia es que Denny McCarthy, uno de sus compañeros de partido el jueves, había dado positivo en la prueba de COVID-19. Ahí empezaba una pequeña odisea.
«Tardaron una dos horas y media en darnos los resultados. En ese tiempo no podíamos ir al campo de prácticas ni a la casa club. La noticia de McCarthy ya se sabía y notabas cómo el resto de jugadores ponía distancia de por medio contigo. Os aseguro que no es algo agradable», explicaba el jugador británico tras entregar su tarjeta. De alguna manera, ahí se estaba sintiendo ya señalado por el resto de sus compañeros, un sentimiento que lo acompañaría el resto del día.
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La larga espera por el diagnóstico se resolvió con final feliz. Había dado negativo. «Tuve miedo de dar positivo y se me hizo largo, pero cuando me dijeron que yo no tenía nada y mi caddie tampoco fue un subidón», señala. Tenía luz verde para salir a jugar, pero aún le quedaban situaciones incómodas por vivir. El tercer integrante del partido, Bud Cauley, dio también negativo en el test del viernes y, sin embargo, decidió no salir a jugar la ronda. Lo hacía para proteger al resto de sus compañeros, aunque en el fondo con su decisión, así como la de Chase Kopeka, Brooks Koepka o Graeme McDowell el miércoles, están arrojando oscuridad e incertidumbre a la fiabilidad de los tests que está haciendo el PGA Tour. Si un golfista da negativo no tendría por qué tener miedo de salir a jugar, pero claro la fiabilidad total no existe y seguimos conociendo cosas del virus cada día sobre la marcha.
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Wallace sí sale a jugar y el PGA Tour lo deja solo en su partido. Otra situación rara y muy incómoda. Más señalado. «No creo que haya sido una buena decisión del PGA Tour. No me parece bien dejar solo a un jugador en mitad de las salidas. Podrían haber bajado a un jugador del partido anterior y haber tenido dos grupos de dos», apunta Wallace molesto. En este caso, hay que entender al circuito americano. Tomó la medida más segura y precavida. Si un compañero de partido de Wallace dio positivo, mejor no juntarlo con nadie más por si acaso. No le podemos prohibir que juegue porque ha dado negativo y esta en su derecho, pero lo vamos a dejar solo.
Por último, Wallace se enfrentó a las preguntas más o menos inquisitoriales de la prensa americana. Pusieron en duda su decisión de jugar frente a la de Bud Cauley. En cierto modo, se sentó señalado como egoísta o esquirol. Se defendió. «Entiendo si Cauley no ha querido jugar porque se sentía mal haciéndolo. Yo tampoco me sentía muy bien, pero tengo claro que cada mi semana en el Tour es una oportunidad a vida o muerte de dar un giro a mi carrera y quería dejar pasar esta oportunidad después de haber dado negativo. Yo he respetado a rajatabla el protocolo del PGA Tour, sólo me he movido del campo a mi habitación de hotel, he cenado todos los días en la habitación y he mantenido más distancia de seguridad de la obligada. Lo he hecho bien y he dado negativo. Yo no sé qué habrán hecho otros entre una y otra jornada de golf ni por qué el lunes dieron negativo y el viernes positivo. No creo justo que tenga que estar yo en el ojo del huracán», explicó.
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Sea como fuere, se van a dar más estas situaciones en las próximas semana y veremos cómo van lidiando los jugadores y el PGA Tour con ello. No es fácil decidir qué se debe hacer. El debate está abierto.