Graeme McDowell ha vuelto a ganar. El jugador norirlandés pone fin a una de sus peores rachas como profesional con una victoria en el OHL Classic at Mayakoba. Gran ganador para el torneo del PGA Tour que auspicia una empresa española y que ha tenido que acabar en lunes por las continuas lluvias caídas sobre el recorrido El Camaleón en los tres últimos días.
McDowell se impuso en el desempate a Russell Knox y Jason Bohn. Guardó lo mejor de su repertorio para el final, para el segundo tiro del playoff, desde la calle del hoyo 18. Estuvo a punto de embocar y se dejó el birdie dado. Golpe de autoridad en un hoyo donde realmente no se regalan los birdies. Ni mucho menos.
G-Mac estaba convencido de que acabaría segundo el torneo apenas media hora antes de levantar el trofeo. Knox jugó el 18 con un golpe de ventaja y cazó la calle. Sin embargo, su tiro a green y su approach no fueron nada buenos y firmó un bogey que propició el desempate a tres bandas y evitó su segunda victoria consecutiva tras el WGC HSBC Champions.
McDowell llevaba varios meses con resultados realmente discretos. Empezó el año en el puesto 15º del ranking mundial y antes de jugar en Mayakoba había caído al 82º. No había estado tan bajo desde marzo de 2008. Era la consecuencia de una temporada donde sólo había sumado un top ten (Omega Dubai Desert Classic, en los albores del curso). Ha fallado siete cortes este año y su mejor actuación en el PGA Tour había sido un decimoséptimo puesto en el WGC Bridgestone Invitational.
Es la tercera victoria de McDowell en el PGA Tour, la decimotercera de su carrera en los grandes circuitos y la primera desde el Open de Francia del año pasado. Nuevamente, vuelve a demostrar que es temible en el match play. Ha disputado cinco playoffs en su carrera y ha ganado cuatro. Sólo perdión con Stephen Gallacher en el Alfred Dunhill Links de 2004.
Una última curiosidad, prácticamente cada noche, Graeme McDowell, acompañado por su caddie y su manager, visitaba el Tequila Barrel, un bar de estilo irlandés situado en el corazón de Playa del Carmen, a unos veinte minutos de Mayakoba en coche. Llegaba pronto y se marchaba pronto. Seguro que con el trofeo bajo el brazo tardará en olvidar el Tequila Barrel.
