Inicio Grandes Circuitos PGA Tour Mickelson se hace aún más grande cuando juega con Tiger Woods

Mickelson se hace aún más grande cuando juega con Tiger Woods

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Phil Mickelson y Tiger Woods © The Match
Phil Mickelson y Tiger Woods © The Match

Ni siquiera Phil Mickelson puede resistir la comparación con Tiger Woods. Es quien más se le acerca entre sus contemporáneos y aún así se encuentra a años luz. El palmarés de Tiger, sus victorias, sus Grandes, sus semanas y semanas y semanas como Número 1 del mundo no tienen parangón. En cierto modo, de hecho, Woods ha sido el gran azote de Phil.

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Los números son incontestables. En los últimos 30 años Tiger es quien más torneos ha ganado en el PGA Tour y lidera también la clasificación de top 10, ganancias, triunfos en playoffs, Grandes y top 10 en Grandes. En todos esos apartados, Mickelson es… segundo. Por tanto, es razonable hacerse la siguiente pregunta: ¿qué habría conseguido el zurdo Phil en caso de no haber existido Tiger? Seguro que más de una vez se lo habrá cuestionado él mismo delante de un espejo.

Obviamente, la respuesta es ciencia ficción y nunca la sabremos. La lógica indica a pensar que Mickelson estaría ya seguramente en los diez Grandes, por supuesto habría sido Número 1, cosa que nunca consiguió, y su figura como gran estrella mundial habría sido aún más rutilante.

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Cualquiera podría llegar a la conclusión de que Mickelson cada mañana se levanta maldiciendo el día que nació Tiger  y, sin embargo, la realidad es que siempre que se le ha preguntado por este asunto ha respondido lo mismo: «Tiger ha sacado siempre lo mejor de mí». Así, a bote pronto, los escépticos pensarán que es una boutade de Mickelson, o una manera de quedar bien, un tópico, un lugar común… Pero los datos le dan la razón al californiano. Vean.

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En los últimos 15 años, Mickelson ha promediado una media de 1,12 golpes ganados al resto de los jugadores en los torneos que ha jugado. Pues bien, cuando ha salido a jugar con Tiger Woods esta media se dispara a dos. Entre 2004 y 2015, si quitamos el último lustro donde Tiger ha estado notablemente marcado por la lesiones, la diferencia es aún mayor. Sin Woods a su lado le sacaba al resto 1,36 y con Tiger salía a 2,61.

Es decir, los datos le dan la razón a Mickelson cuando se siente absolutamente capaz de mirar directamente a los ojos a Tiger. Es decir, si Mickelson no ha ganado más no ha sido precisamente por el influjo directo de Woods, ya que su sola presencia lo ha motivado siempre para jugar mejor y no al contrario. Por cierto, Tiger también juega mejor con Mickelson a su vera, pero no hay tanta diferencia (2,01 frente a 2,17).

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Esta rivalidad se ha mantenido también muy igualada cuando los dos han salido un domingo con opciones de ganar un torneo. Según una estadística publicada por el PGA Tour, Mickelson y Tiger han salido los dos a cinco golpes o menos del líder en una ronda final de un torneo en 31 ocasiones. Pues bien, el balance es diez victorias para Tiger y nueve para Phil, una media de golpes de 69.84 de Woods por 69.81 de Mickelson, catorce veces se ganaron el uno al otro en número de golpes y en tres ocasiones empataron y el parcial bajo par es de -52 para Tiger y -51 para Mickelson.

Las fuerzas también han estado razonablemente igualadas cuando han jugado uno al lado del otro. Han sido emparejados en 37 ocasiones, de las que Tiger hizo menos golpes 18 veces, Mickelson 15 y cuatro veces empataron.

A la vista de estos datos, está claro que el gran problema de Mickelson no ha sido tanto cuando competía contra Tiger como cuando no estaba el Cypress Point. Como si no hubiera sabido aprovechar los huecos que le ha ido dejado, no muchos, durante su carrera.