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COLONIAL REGISTRA EL MAYOR NÚMERO DE VUELTAS BAJO PAR EN UNA PRIMERA RONDA

Nunca tantos jugaron tan bien en un estreno en Colonial

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Justin Thomas. (Photo by Ron Jenkins/Getty Images)

Dos líderes con 63 golpes, un top ten que se cerró en 65 y un total de 77 jugadores por debajo del par. El regreso del PGA Tour fue un festival de birdies y buen golf. Tanto es así que se batió un récord histórico en Colonial, un escenario mítico que viene acogiendo torneos desde el año 1946. Suman un total de 74 campeonatos, en los que está incluido el THE PLAYERS que se celebró aquí en 1975. Pues bien, nunca se registraron tantas vueltas bajo par en una primera jornada, lo que se podría traducir en que nunca tantos jugaron tan bien. No había una mejor manera de bendecir el reinicio.

El PGA Tour ofrece datos pormenorizados de cada vuelta desde 1970 a nuestros días. Por lo que no ha sido difícil comprobar este registro. Entre 1946 y 1969 no se puede ver qué hicieron todos los jugadores en cada jornada por separado, pero a la vista de los resultados finales y por la tendencia de los años 70 (la primera ronda con más vueltas bajo par en esa década fue en 1970 con 27) hay que concluir que en ningún caso se pudo llegar a 77. El golf en el PGA Tour vuelve con récord.

Jon, Sergio y Rafa aún tienen que rascar algo de óxido

Y ahora vamos con el análisis de esos datos. ¿Pudiera ser que Colonial estuviera más fácil que nunca? Es una opción, no habría que descartarlo de manera tajante, pero por una pura cuestión de probabilidades en 74 años de torneos jugándose allí parece complicado que no hubiera otra edición con una preparación del campo más benévola… o al menos igual. Del mismo modo, el tiempo ayudó. Hizo calor y apenas sopló una brisa en algunos momentos que no complicó mucho la vida a los jugadores. No obstante, no es la primera vez que disfrutan de esa meteorología en Colonial.

Seguimos con las posibles causas de ese récord histórico. Cuando algo se sale de la norma, lo mejor es estudiar que otros factores diferentes se han producido para darle un contexto a ese registro. Obviamente, esta edición del Charles Schwab Challenge es única, muy distinta a todas las que se han vivido antes en este coqueto club de Fort Worth. Vivimos en medio de una pandemia que ha obligado a suspender el PGA Tour durante tres meses y se ha jugado sin público. Este torneo ha sido el regreso a la competición tras trece semanas de parón. ¿Hasta qué punto pueden influir estos dos factores (no público y mucho tiempo sin jugar) en los buenos resultados?

Las conciencias también se sacuden a golpe de birdie

Pues la conclusión más plausible es que bastante… Los golfistas andaban con muchas ganas de jugar y el confinamiento, en las condiciones que han ‘soportado’ los mejores del mundo, ha servido para que aún se preparen mejor. Han tenido tiempo más que de sobra para adaptar sus entrenamientos a esta fecha de regreso y para intentar ajustar la puesta a punto lo mejor posible. Además, tampoco es asunto baladí que estamos ante la mejor participación en Colonial en su historia. Nunca antes, desde que existe el ranking mundial, se congregaron tantos jugadores top en esta cita. Mejores jugadores, mejores resultados. Esta deducción tampoco es complicada.

Charles Schwab Challenge 2020: El mejor resumen de la primera jornada (VÍDEO)

Seguro que también ha tenido su influencia positiva la ausencia de público. ¿Quiere esto decir que se juega mejor sin aficionados? Pues seguramente sí, entre otras cosas porque eliminas un factor que puede perturbar la concentración y la emoción del protagonista. Cierto es que una reacción positiva del público ante un buen golpe o un grito de ánimo desde la grada en un instante preciso puede ayudar a un jugador determinado, pero la realidad es que en líneas generales su influencia puede ser más negativa que positiva.

Por qué la ausencia de público puede ayudar al jugar

Claro que ayuda que un buen golpe sea aplaudido a rabiar, pero no ejerce una influencia tan positiva. El jugador, aunque nadie se lo reconozca, ya sabe que ha pegado el tiro tal y como quería. Y hay veces incluso que provoca un efecto contrario. Hay golpes que acaban bien y reciben una gran recompensa del público aunque el golfista sabe que lo falló, o al menos lo medio falló. Este contraste entre su sensación y la reacción del aficionado puede crear algún que otro cortocircuito mental.

En caso de pegar un mal golpe no hace falta ni extenderse demasiado en la argumentación. A la mala sensación que deja en el golfista haber fallado el tiro, se une la respuesta del respetable, entre decepción, asombro y, en ocasiones, hasta jolgorio. Obviamente, por mucho que un jugador se acabe acostumbrando a esto, no facilita la digestión del error.

La vida ha vuelto a ser de color de Rose…

Y una causa final que se podrá analizar con más datos en las próximas semanas es que los jugadores saben que pase lo que pase de aquí a final de temporada no van a perder la tarjeta para el próximo año. Esto proporciona una tranquilidad de espíritu que ayuda a jugar con menos presión y, por tanto, puede aflorar un juego más atinado y preciso.

Un tímido choque de puños en el hoyo 9 y pare usted de contar…