Hoyo 4 de la última ronda del THE PLAYERS Championship. Partido estelar. Segundo golpe. Min Woo Lee está en el rough de la derecha. Scottie Scheffler ha visitado el de la izquierda. No se ve ninguna bola. Hundidas. Panorama tétrico. La diferencia sensible es que Lee, pegador poderoso, ha salido con hierro y tiene un golpe a bandera de unos 120 metros, mientras que Scheffler, sin complejos, ha cogido el driver y le quedan 90 metros al hoyo.
Nadie es capaz de imaginar que en ese preciso instante se está dilucidando el THE PLAYERS. Cómo va a ser eso, si aún quedan 14 hoyos por delante. Cómo va a ser, pero es. Lee no se la juega. Es un suicidio. Juega corto a calle. Para los que no estén familiarizados con el hoyo 4, conviene aclarar que el green está rodeado de agua. Es un green en península. No es tan espectacular como el del 17, pero es exactamente igual, o más, traicionero.
Scheffler sí tira a green. Se juega el pescuezo. La bola pasa el agua por dos metros escasos y rueda hacia adelante porque viene del rough. Se deja una opción de birdie. No hay ser humano que calcule desde esa hierba alta dos metros más o menos. Es puro feeling. Le sale bien. Acto seguido, Min Woo Lee pega el tercer golpe desde la calle. La situación es perfecta. Tiene 50 metros a al agujero, aunque la bola de Scheffler aprieta el tiro. Lee bota prácticamente en el mismo sitio que su compañero de partido, algo menos de dos metros pasado el agua, pero viene desde la calle, bien tocada, hace efecto de retroceso y acaba en el agua.
Scheffler y Lee llegaron empatados a ese hoyo 4. El australiano arrancó con un gran birdie en el hoyo 1 y Scheffler, que empezó muy impreciso, cometió bogey en el 3. Antes del tercer tiro de Lee, la sensación del torneo es que a Scheffler se le estaba torciendo el gesto. Pero todo cambió en un golpe. Botaron en el mismo sitio.Uno al agua y otro opción de birdie. Los pequeños detalles. La línea invisible. Lee salió con triple bogey y Scheffler con una ventaja de tres golpes. Había empezado mal, la soga le estaba apretando y en un visto y no visto tenía más ventaja que cuando comenzó. The end.
A partir de ahí, no hubo historia. Paseo de Scheffler. Los que estaban más cerca no terminaron de empujar. Ni Fleetwood, ni Davis, ni Ramey, ni Rai, ni Bezuidenhout, ni Im, ni Hoge, ni Lingmerth, ni Rose, ni Montgomery, ni Spieth, ni McCarthy, ni Fowler, ni Cantlay… Nadie. De todos ellos, sólo Hoge bajo de 70 golpes. Los únicos que apretaron de verdad fueron Tyrrell Hatton, Hideki Matsuyama, Viktor Hovland y Max Homa, pero venían desde tan atrás que para Scheffler fueron poco más que una mosca posada en el hombro. Sólo le faltó el codo en la ventanilla y un cigarrillo en la boca.
Scheffler, con la tranquilidad de saber que estaba en su mano, sentenció el torneo con cinco birdies seguidos entre los hoyos 8 y 12. Por si había alguna duda. La sobrada. Arrancó metiéndola desde fuera en el 8, por si a su caddie le quedaba alguna duda de que había perdido la apuesta. Nada que rascar. De ahí al final fue simplemente para saber con qué resultado terminaba el torneo.
Finalmente, Scheffler (-17) ha ganado el THE PLAYERS Championship con una tarjeta el domingo de 69 golpes y cinco golpes de ventaja sobre Tyrrell Hatton y siete sobre Viktor Hovland y Tom Hoge. A Min Woo Lee (-8), 75 golpes, le tocó el resbalón anual del THE PLAYERS los domingos. Es el sexto triunfo de Scheffler en poco más de un año, el segundo de esta temporada tras el Phoenix Open, ingresa en el club de Jack Nicklaus y Tiger Woods como los únicos que han ganado de manera consecutiva el Masters y el THE PLAYERS y recupera por la puerta grande el Número Uno del mundo en detrimento de Jon Rahm. Semana grande para Scheffler.
