Rory McIlroy (-6) colidera el Memorial Tournament junto a David Lipsky y Si Woo Kim, después de entregar una tarjeta de 70 golpes en la tercera ronda. El norirlandés todavía no ha podido cantar victoria en alguno de los torneos designados y se supone, sólo se supone, que le toca el turno. Anduvo muy cerca en el Arnold Palmer, otra cita en que las condiciones de juego fueron muy exigentes, como esta semana en el Muirfield Village Golf Club, la morada del Oso Nicklaus. Pero en aquella ocasión, en Bay Hill, Kurt Kitayama les ganaba la partida a todos, y en el resto eran fundamentalmente los señores Rahm y Scheffler quienes marcaban un ritmo vertiginoso.
Ellos, Jon (hoy vuelta de 74) y Scottie (hoy vuelta de 68), parecen demasiado lejos en esta ocasión, pues el español sale el domingo a cuatro golpes de la cabeza y el texano a cinco, aunque está el asunto tan apretado y son tantas las alternativas que pueden darse en este campo minado, que mejor será no descartarlos. Resulta hasta gracioso, pero es que mañana, domingo, el Número Uno y el Número 2 del mundo, Scheffler y Rahm, saldrán juntos a jugar (16,55, horario peninsular español) y se pondrán en marcha dos horas y cuarenta minutos antes de que lo hagan McIlroy y Kim en el partido estelar. Vaya, vaya con las felices casualidades. Y menudo aliciente, a priori, tener a estos dos fieras en un partido a mitad del cuadro. Sería necio negarles la posibilidad de la hazaña, tratándose de quienes se trata…
Digamos que no es tan descabellado pensar que pueda ganar cualquiera de los 41 jugadores que están en la tabla por debajo del par. Tal y como están las cosas, tal y como hoy se ha visto derrapar a los Matsuyama (75 golpes) o Suh (77), que salían en el último partido, no hay escenario que no parezca posible. Además, hoy mismo se ha vuelto a comprobar que los partidos que salen antes a jugar tienen muchas más posibilidades de hacer mejor resultado, aprovechando unos greenes algo más receptivos y unas calles un poquito menos firmes por la humedad.
Si Rory mantiene la templanza que ha mostrado en esta tercera vuelta, será muy complicado quitarlo de ahí arriba. Hoy su putt era de seda, con especial mención para esos tres putts delicados que ha embocado desde distancias que iban de los dos a los tres metros para salvar pares, además de otros dos más cortitos. En esa parcela tan concreta suelen ganarse estos torneos en condiciones tan exigentes de juego.
Lo que ocurre es que lo de mañana, en Dublin, Ohio, va a ser algo más que una pelea cuerpo a cuerpo y descarnada, con tanto jugador, gallitos y no gallitos, con la opción real de llevarse el gato (o el Oso) al agua. Un dato revelador: mañana salen 31 jugadores en un margen de cuatro golpes después de 54 hoyos, récord absoluto en la historia del torneo, que hasta la fecha era de 20 jugadores en dicho margen después de la tercera ronda. Un alud de candidatos, vaya. Nombremos primero a los ilustres o top 25 mundiales: Hovland (-5), Morikawa (-4), Cantlay (-4), Matsuyama (-4), Im (-3), Spieth (-3), Fitzpatrick (-2), Fowler (-2), Rahm (-2), Scheffler (-1)… Como para no perderse un minuto de semejante epopeya, en la que todavía aspiran a un papel protagonista y hasta el final los Lipsky (-6), McCarthy (-5), Clark (-5), Hodges (-5) o Hubbard (-5), entre otros.
