Viktor Hovland (-17) ha ganado el BMW Championship de la manera más incontestable que puede uno hacerlo, sumando hasta siete birdies por los segundos nueve hoyos, que cerraba en 28 golpes, y batiendo el récord del campo con una ronda huracanada de 61 golpes que dejaba sin respuesta al resto de candidatos. Es su ronda más baja en el PGA Tour, la vuelta final más baja en la historia de los play offs.
A ver, en honor a la verdad, por momentos pareció que ni siquiera el fabuloso despliegue del noruego iba a ser capaz de doblegar a Scottie Scheffler (-15), que otra vez, una vez más, y van tropecientas este año, venía jugando de dulce, haciendo lo que quería por el North course del Olympia Fields. Sin embargo, cuando tuvo que rematar, otra vez el maldito putter lo dejaba compuesto y sin novia. Las cuentas salen sencillas: en el hoyo 11 firmaba su primer bogey del día tras errar un putt de algo menos de dos metros; en el hoyo 16 erraba otro de birdie desde una distancia casi idéntica, y en el 17 tripateaba desde algo más de seis metros, fallando el de vuelta que era de algo más de un metro… Es cierto también que había enchufado buenos putts de birdie en los hoyos 12 y 13, pero es al final del día y del torneo el texano ocupaba el puesto 38º (de 50 jugadores) en la estadística de SG:Putting.
Hovland ha estado notable en los greenes, pero si hubiera que destacar una parcela del juego en esta jornada celestial del nórdico sería sin duda la de los segundos tiros; esos hierros, esos wedges, desde la posición que estuviera. Viktor ha sumado la friolera de diez birdies en el día y en siete de esas diez acciones estaba pateando desde distancias inferiores a los tres metros, una verdadera monstruosidad. Y una muestra más del talento y las capacidades de este jugador, que sigue teniendo menos nombre y predicamento que otros top ten mundiales, pero que en este año 2023 le ha enseñado la matrícula a casi todo el mundo.
Tampoco Matthew Fitzpatrick (-15) conseguía dar la réplica adecuada al huracán Hovland. De hecho, Scheffler ya lo llevaba con la soga al cuello en el partido estelar, aunque hay que señalar que el inglés se defendía y revolvía como lo que es, un extraordinario jugador que cerraba su torneo con una más que destacable ronda de 66 golpes, metiéndose además en el Tour Championship cuando realmente lo tenía casi imposible (llegaba a Chicago en el puesto 40º de la Fedex y en el 10º). Buena falta le hace a Europa que estos dos hombres, Hovland y Fitzpatrick, asuman la responsabilidad y el peso del equipo en la Ryder de Roma.
De todos los jugadores que llegaban en torno al puesto 30º de la Fedex, la línea que marca el corte del a gran final en East Lake de la próxima semana hay que destacar a los Straka, Spieth, Hatton, Burns o Im, que con más o menos incertidumbre se han mantenido o alcanzado esos treinta puestos de privilegio; por el contrario, se quedaban fuera al final los Rose, Theegala, McCarthy o Kirk.
Hovland, con su victoria, se ha ido hasta el Número 2 de la Fedex, mientras que Jon Rahm caía al número 4, superado esta semana por Scheffler, que llega a Atlanta como Número 1, Hovland y McIlroy. Se le queda a uno cara de tonto viendo al español llegando en tal posición después de sus cuatro victorias en 2023, incluyendo la del Masters, pero el sistema es el que es y no parece tampoco muy razonable echarlo por tierra sólo porque no le haya ido bien a Rahmbo.
Además, las espadas siguen en todo lo alto. Ahora mismo, si nos quedamos con lo más reciente, con el despliegue de tee a green de Scheffler durante toda la semana y el majestuoso 61 final de Hovland, es sencillo caer en la tentación de citar a estos dos jugadores como máximos (y hasta únicos) candidatos al gran triunfo final. Pero, señores, esto cambia mucho en sólo unas horas, y quedan unas cuantas para que comience de nuevo la acción el jueves que viene en East Lake.
