Y, de repente, se encuentra uno con una historia tan interesante como la que ayer, una vez finalizada la tercera ronda del Sentry, proporcionaba Matthew Fitzpatrick. Sin comerlo ni beberlo.
El inglés estaba comentando un detalle técnico que ha incorporado en este arranque de 2023 y que, al parecer, le está yendo bien. Trata sobre el hecho de haber añadido algo de peso en la empuñadura de sus hierros (unos ocho gramos, quizá un poco más, señalaba), para así facilitar un poco más el efecto de fade en sus tiros. Acto seguido, sin que mediara una pregunta concreta al respecto, confesaba que había consultado tal modificación con un tal Mister Nicklaus, ni más ni menos.
¿Nicklaus, de los Nicklaus de toda la vida? ¿El Oso Dorado? ¿El dieciocho veces ganador de majors y único jugador de la historia del golf que puede (y debe) disputarle a Tiger Woods la vitola de mejor golfista de todos los tiempos? Justamente, ÉL.
“Hablé con el señor Nicklaus porque alguien me dijo que él había añadido también peso en las empuñaduras en su día. Le pregunté y tuvimos una charla sobre por qué lo hizo y esas cosas”, explicaba Matt, así, sin previo aviso.
El asunto, por otro lado, se comprende un poco mejor cuando Fitzpatrick aclara que, viviendo en Florida, va a entrenar al Bear’s Club, la casa de Jack Nicklaus en Jupiter. Allí, como quien no quiere la cosa, es sencillo para un tipo como él hacerse el encontradizo y hasta forjar una cierta amistad con el legendario jugador. Después, claro, tienes que caerle en gracia. Y es obvio que así ha ocurrido en su caso, porque han sido ya unas cuantas veces las que han compartido mesa y mantel, comiendo y hablando de lo divino y de lo humano.
“He pasado mucho tiempo con él y me siento muy afortunado de haberlo hecho. Sobre todo en enero de 2022. Tenía todo el mes libre, estuve practicando mucho en el Bear’s Club y luego almorzamos varias veces juntos. Estuvimos charlando sobre el golf, la vida y todas esas cosas. Para mí es un sueño poder hablar con alguien así, uno de los más grandes, si no el más grande jugador de golf”, explicaba Fitzpatrick.
Hablasen de lo que hablasen, el caso es que unos meses después Fitzpatrick ganaba el US Open, su primer Grande. Estamos de acuerdo: cuando menos, sería ingenuo, casi necio, relacionar de un modo directo ambas cuestiones. Pero, por si acaso, sentenciemos que el hecho de conocer a Nicklaus y tratarlo a fondo, desde luego mal no le vino… A ver, no deja de ser una bendita inspiración.
NOTA FINAL: Más recientemente, debió ser este pasado mes de diciembre, tal y como ha quedado dicho, hablaron acerca de la posibilidad de añadir peso a las empuñaduras de los hierros. Entonces, Nicklaus le dijo a Fitzpatrick que a él le había venido bien para retener la rotación de sus manos… Dicho todo lo cual, estimados frikis del golf, sería bueno recordar que estos señores juegan en otra liga, a otra cosa, y que este tipo de experimentos es mejor realizarlos con el debido y prudente asesoramiento. No vayamos a liarla.
