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Crónica de la victoria de Stewart Cink en el RBC Heritage

Y entonces aparece de nuevo Cink para cerrar la boca a los cenizos…

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Stewart Cink posa con el trofeo de ganador del RBC Heritage. © PGA Tour
Stewart Cink posa con el trofeo de ganador del RBC Heritage. © PGA Tour

Stewart Cink (-19) ha cumplido con las expectativas y se ha llevado sin agobios el RBC Heritage, haciendo valer este domingo su experiencia, así como la ventaja adquirida en las rondas anteriores. Apenas le ha hecho falta una tarjeta de 70 golpes para llevarse el triunfo con cuatro de ventaja sobre Harold Varner III (-15) y Emiliano Grillo (-15).

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Es la segunda vez que Cink le moja la oreja a todo el mundo esta temporada 2020-21 del PGA Tour, tras su victoria del pasado septiembre en el Safeway Open. En aquella ocasión el ‘field’ del torneo era menos importante; esta semana, sin embargo, estaba presente en Hilton Head la mitad del top ten mundial y 28 de los cincuenta mejores del mundo. Y ha querido la bendita casualidad que sólo dos jugadores sean en el presente ejercicio múltiples ganadores en el circuito estadounidense: uno es Bryson DeChambeau, paradigma del nuevo golf que tanto preocupa a los cenizos del ‘cualquier tiempo pasado fue mejor’; pero el otro es Stewart Cink, que cumplirá 48 años el próximo mayo y que si ha destacado por algo en los mejores momentos de su larga carrera profesional ha sido por su sentido práctico y por saber exprimir las virtudes y maquillar los flancos débiles (o menos buenos) de su juego.

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Cink nunca ha sido el pegador más largo (tampoco va cortito, ni antes ni ahora), ni prácticamente el número uno en casi nada, pero en sus mejores etapas, cuando era un fijo en el top 25 del mundo (2000-2009), destacaba por su juego con los hierros desde casi todas las distancias y con especial mención a su desempeño con los wedges, así como por su índice de conversión en los greenes, era (y es) un gran pateador. Alguien como él, remozado, bien conservado y con la inyección de frescura y moral que le ha dado llevar a su hijo Reagan en la bolsa, tiene todavía hueco en el golf moderno de los grandes pegadores que supuestamente van a llevárselo todo por delante, si damos crédito a los ‘escandalizaditos’. ¿Hueco? Tiene algo más que eso, según estamos viendo.

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Cink no ha encontrado verdadera oposición en la ronda definitiva. Collin Morikawa (-12), su compañero en el partido estelar, comenzaba con birdie en el hoyo 1 y, por tanto con toda la intención y las ganas de pelearle el triunfo, pero enseguida se desinflaba. El resto de los ataques tampoco alcanzaban la profundidad necesaria como para inquietar al líder, al que le bastaba con ir produciendo pares de manual. Por suerte (para él) o por desgracia (para todos los demás), la jornada final ha carecido prácticamente de emoción.

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Concluyamos con una moraleja tranquilizadora: el de Alabama, que va a acceder al top 100 mundial diez años después de haberlo pisado por última vez, es la clara muestra de que el golf sabe defenderse por sí mismo y de que los ‘escandalizaditos’, los cenizos, pueden estar tranquilos. Nada ni nadie lo convertirá en un ‘pim, pam pum’, más allá de la razonable, impepinable y hasta refrescante evolución de los materiales y los propios atletas.

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