Domingo 12 de diciembre de 2010. Pablo Martín Benavides vuelve a hacer algo que sólo está al alcance de muy poquitos. Fue el primero en ganar un torneo del European Tour siendo aún amateur –victoria con la que iniciamos este serial– y ahora ganaba el Alfred Dunhill Championship como campeón defensor.
Dos de dos. Dos consecutivas. En el mismo escenario. No es algo imposible, pero desde luego no se da mucho. El anterior a él en el European Tour había sido Padraig Harrington, cuando se impuso en el Open Championship en 2007 y 2008. Era su tercera victoria en el Circuito Europeo y apenas tenía 24 años. Otro leopardo entre sus brazos.
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La clave de su victoria estuvo en los nueve primeros hoyos. Pablo arrancó de fábula, con un birdie y un eagle en los dos primeros. Un parcial de cinco menos al nueve le dio una ventaja más que notable en la clasificación. Salió en el partido estelar, a un golpe de Anthony Michael y a falta de seis hoyos era líder absoluto con cinco golpes de ventaja.
A partir de ahí, hubo dos momentos claves. Uno que olía a tragedia. En el hoyo 17 falla la salida al búnker, empotra en las barbas el segundo golpe, tiene que dropar y termina con un triple bogey lacerante. Su ventaja mengua como agua por el sumidero. De cuatro golpes de margen pasa a tener uno a falta del 18.
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El segundo momento clave es la gloria. Un hierro 5 mágico. Su segundo golpe en el hoyo final. Se la juega y gana. Busca el green de dos con un golpe que dos años antes le había costado el torneo a Ernie Els. La leyenda sudafricana se fue dos veces al agua pegando desde el mismo sitio que Pablo Martín. El malagueño la dejó a diez metros para eagle. Fue el golpe que sentenció el torneo.
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