Si Rory McIlroy (-12) continúa pateando del modo que lo está haciendo poco o casi nada tendrá que hacer el resto en la cuarta y definitiva jornada del WGC Cadillac. El norirlandés ha firmado un 68 en la tercera ronda en el Trump National Doral y aventaja en tres golpes a sus inmediatos perseguidores, Adam Scott (-9) y Dustin Johnson (-9).
– Pero si McIlroy flaquea se avecina una batalla épica en toda regla. En ese caso, por ejemplo, y siempre que anduvieran en los registros del sábado, Sergio García (-5) y Rafael Cabrera Bello (-5) también podrían tener su oportunidad. Y bien que se la han ganado los dos españoles con la mejor tarjeta del día. Finalmente sólo eran seis los jugadores que conseguían bajar de 70 golpes, siendo ellos dos los más brillantes e inspirados. Ahí queda ya su muesca en la primera semana grande del año.
– Veamos. Resulta que en el top-ten del torneo se arremolinan hasta cinco top ten del mundo: McIlroy, Johnson, Scott, Watson y Fowler… A los que habría que añadir a un tal Mickelson, fervoroso creyente en las cabalgadas, a Willett (Número 15 del mundo y chico de moda), Schwartzel… Y los españoles, por supuesto. ¿Hay o no hay emoción asegurada si a Rory se le va el santo al cielo? En fin, el norirlandés apunta en todo caso a su tercera victoria en un campeonato del mundo y cuesta ahora mismo pensar en su zozobra.
– Jordan Spieth (-2) lleva enganchado toda la semana a una tremenda irregularidad y a un sorprendente índice de error en los greenes, si tenemos en cuenta sus habituales porcentajes. O quizá lo sorprendente fuera que lo enchufara casi todo…
– Adam Scott ha perdido fuelle, pero se mantiene firme. No se le puede perder de vista. Y mucho menos a Dustin Johnson, capaz de casi cualquier cosa en este campo.
– Sincronicemos los relojes: a las 19,20 horas (en la península) de este domingo salen Rafa y Sergio a jugar juntos en Doral la ronda decisiva, tan solo media hora antes del partido estelar. En la pomada, como suele decirse. En principio, la compañía mutua solo desprende vibraciones positivas. Después, claro, hace falta mucho más que un amigo para hacer del viaje una experiencia inolvidable.
