En apenas unas horas, como quien dice, los World Golf Championship pasarán a la historia. En cuanto concluya mañana este WGC Delll Technologies Match Play. De momento, una vez disputados esta mañana unos magníficos octavos de final, han quedado configurados unos cuartos de final a la altura de una fabulosa despedida. Ahí van a estar el Número Uno del mundo, Scottie Scheffler, y también el Número 3, Rory McIlroy. Y un tercer top ten mundial, Xander Schauffele… A ver, es que no es tan sencillo ver a tres top ten mundiales vivos a estas alturas del torneo. A las pruebas hay que remitirse: a lo largo de toda la historia, desde su arranque en 1999, nunca hubo más de tres top ten mundiales en los cuartos de final y sólo en tres ocasiones, además de la de esta semana, se metieron precisamente tres entre los ocho mejores (ocurrió en los años 2000, 2004 y 2016). Pensemos, por ejemplo, que en las últimas cinco ediciones, sólo un top ten mundial alcanzaba los cuartos de final.
Además, hay que pensar que en los cuartos de final que se juegan esta misma tarde, tenemos a seis top 25 mundiales, otro registro que apenas se ha dado a lo largo de la historia.
Para llegar a este cruce Scheffler ha sudado tinta china. Comenzaba mandando con autoridad en su duelo ante J. T. Poston, pero después de jugar un tramo muy errático entre los hoyos 7 y 12 del Austin Country Club, el texano se plantaba en el tee del hoyo 15 con un peliagudo resultado de dos abajo. En ese punto, sacaba a pasear el aura de mejor jugador del mundo. O jugador más en forma. O en mejor dinámica. O con más confianza, a pesar de los pesares… Llamémoslo como queramos. El caso es que Scottie encadenaba tres birdies consecutivos (hoyos 15, 16 y 17) y le daba la vuelta al asunto. Ahora se las verá con Jason Day, que vencía la tenaz resistencia (1 arriba) de un clásico como Matt Kuchar, el hombre que pasará a la historia como aquel que ganó los mismos partidos que Tiger en este torneo (36). Kuchar, fiel a su condición de rival puñeterísimo, llevaba el duelo hasta el hoyo 18 y en ningún momento daba respiro al australiano, que se está mostrando como en sus mejores tiempos.
Sam Burns y Mackenzie Hughes han protagonizado las relativas sorpresas de los octavos, dejando en la cuneta respectivamente a Patrick Cantlay (2 y 1) y Max Homa (3 y 2). Sorpresas sólo relativas, en efecto, porque en match play ya se sabe, y además Hughes, por ejemplo, venía jugando como un reloj esta semana.
El duelo estrella del cruce ha sido el protagonizado por McIlroy y Herbert. Vaya despliegue. El norirlandés necesitaba hasta nueve birdies para doblegar al bravo australiano en el mismísimo hoyo 18 (2 arriba era el resultado final). Rory, sin un solo borrón en la tarjeta, ha redondeado una ronda de golf mayestática, sin mostrar ni una sola fisura, más allá de un putt corto que erraba en el hoyo 13 para poner un poco de pimienta al asunto. Su versión A, la que ha mostrado esta mañana, asusta. Y Herbert será de los que echen de menos este torneo y este formato, porque realmente es un animal en los duelos cara a cara.
Schauffele, por su parte, cumplía con el prudente pronóstico y eliminaba a J. J. Spaun (3 y 2), mientras que el circunspecto Kitayama, que no siente ni padece, o eso parece, ponía sobre la mesa la ‘goleada’ de la sesión, 6 y 5 ante Putnam. No se ha quedado demasiado atrás Cameron Young, que vencía a Billy Horschel por un contundente 5 y 4. De alguna manera, Horschel probaba hoy la medicina que ayer tomó Rahm, puesto que el de Florida, ante un rival muy aguerrido e inspirado, sumaba hasta seis birdies. Y así, como es obvio, es imposible.
Así quedan los cruces de cuartos:
Burns / Hughes
Scheffler / Day
McIlroy / Schauffele
Young / Kitayama
A ver quién es el guapo que se atreve a pronosticar. En cualquier caso los cuatro partidos tienen un gran atractivo, destacando por supuesto ese Scheffler / Day y el McIlroy / Schauffele, aunque el Young / Kitayama no se queda atrás, con dos jugadores que vienen pisando fuerte y que no parecen intimidarse ante nada ni nadie.
