Rory McIlroy (-15) ha firmado su tercer 67 consecutivo esta semana en el Sheshan International Golf Club de Shanghai y lidera en solitario el WGC-HSBC a falta de la ronda definitiva. El norirlandés, como tantas y tantas veces, ha ido hoy sobrado. Y no precisamente en el sentido peyorativo del concepto, porque no hay arrogancia, dejadez o suficiencia en su quehacer. Es sencillamente que hoy, tal y como se ha mostrado desde el tee, imperial, y tal y como está pateando, con mucha intención y temple, bien podía haberse ido a los 63 golpes.
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Pero no ha sido así y en tierras chinas todavía queda el grueso del bacalao por repartir. Da la sensación, la verdad, de que el premio gordo, la victoria, se quedará dentro de un póker formado por Rory, por supuesto, Louis Oosthuizen (-14), que saldrá a un golpe, Xander Schauffele (-13) y Matthew Fitzpatrick (-13).
A partir de aquí, quizá haya que repasar las particularidades de cada cual. El sudafricano, Oosthuizen, es imparable cuando entra en trance. Los trances avasalladores de Louis. Hoy, por ejemplo, arrancaba la vuelta con cinco birdies consecutivos y terminaba entregando el mejor resultado del día (65). Sin embargo, nunca ha sido precisamente un jugador consistente. Los trances los administra con cuentagotas, pues nunca en su carrera ha conseguido más de dos victorias en un año, aunque con ellos le ha llegado de sobra para andar acomodado en el top 50 mundial durante la última década.
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En cuanto a Schauffele, si algo puede y debe apuntarse es que pertenece a esa estirpe de jugadores capaces de mejorar su nivel de juego en los momentos de extrema presión. Ahí está el defensor del título, en lo alto, dispuesto a revalidarlo. Apenas lleva dos años y medio en la élite del golf mundial, pero no ha dejado de mejorar en este tiempo. Es obligatorio ver en él un rival de cuidado para Rory en la jornada dominical. En esta tercera jornada, después de un gran inicio (tres birdies en los tres primeros hoyos), ha encontrado el modo de mantenerse paciente y dispuesto cuando se le había enfriado la vuelta y el líder se le escapaba, para terminar en plan ‘killer’, con otros tres birdies consecutivos. Recuerda mucho a Jon Rahm en este sentido: es difícil cazarlo en fuera de juego.
Una apuesta acerca del líder del HSBC, Matthew Fitzpatrick
Fitzpatrick es el menos poderoso de los cuatro, es indudable, pero tal y como ya ha quedado explicado esta semana, sus números en realidad muestran a un jugador que es algo más que un candidato peleón. La prueba es que va a luchar por el triunfo sin haber estado hoy fino desde el tee (tampoco el viernes), en un campo que sobre todo penaliza esta deficiencia. Sabe sacarse partido y exprimir sus cualidades.
No hace falta insistir en la idea de que Rory es el máximo favorito. Cuando se le ve tan relajado en los greenes, antes o después la propia ley de la gravedad de su golf, pone las cosas en su sitio, siempre a su favor. Pero el norirlandés tampoco es un prodigio de fiabilidad, porque de otro modo no llevaría ya más de cinco años sin ganar un Grande y más de cuatro sin llevarse a la boca un campeonato del mundo. Veamos, por tanto, cómo respira este domingo en China antes de dar nada por hecho.
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Adam Scott (-6) y Haotong Li (-6) se salían hoy de la ecuación ganadora, lo mismo que Justin Rose (-6) confirmaba que ésta no es su semana, pero todavía hay que dar crédito a otros jugadores que bien podrían sumarse al citado póker en el transcurso de la ronda definitiva. Por ejemplo, Paul Waring (-12), el mejor jugador sobre el campo en las dos últimas rondas, o el joven Sungjae Im (-11), que estaba metido hasta las cejas en la pelea antes de acabar con dos inesperados bogeys en los hoyos 17 y 18, y que bastante viene ya demostrando también en los últimos tiempos como para descartarlo gratuitamente.