Inicio Grandes Circuitos Diario de un olímpico azzurri urdin: unos ‘armarios’ brutales…
Javier Erviti entrega el segundo capítulo de su diario en los Juegos de Tokio

Diario de un olímpico azzurri urdin: unos ‘armarios’ brutales…

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Gimnasio de Italia en los Juegos de Tokio.

Ya hemos dado dos vueltas al campo de Kasumigaseki. Dos detalles rápidos. Es un campazo. Nos encanta y cada vez que lo jugamos nos gusta un poco más. Otro detalles: el calor y la humedad son brutales. Cuidado porque esto sí puede ser un factor esta semana. Va a ser importante.

Os cuento cosas de la vida olímpica. Seguimos aquí los cuatro (Migliozzi, Paratore, Alberto Calvo y yo) más el coach, pasándolo muy bien. Después de jugar los 18 hoyos nos fuimos al hotel y estuvimos estirando, subiendo por la cuerda y haciendo carreras de 50 metros lisos. El gimnasio está muy bien, pero lo que realmente impresiona es ver entrenar a otros atletas. Estuvimos viendo un rato a los de lucha grecorromana y es alucinante. Me han dicho que el italiano es muy bueno. Verlo entrenar es un espectáculo, con unos cuerpos impresionantes, son armarios empotrados. 

El comedor del equipo italiano en los Juegos de Tokio.

Después de jugar 18 hoyos muy temprano no hay margen para mucho más, ya que la humedad te agota. Es una pena no estar en la villa olímpica porque habría más ambiente. Ojalá hubieran sido unos Juegos normales para haberlos disfrutado más, pero está muy bien. Aquí habrá unos cien atletas, pero es suficiente para darte cuenta de que estás en un sitio especial, viviendo una experiencia única. Es inevitable mirar a un lado y a otro y pensar, aquí están los mejores de Italia de su especialidad. Es que son lo mejor del país.

A mí me encantan todos los deportes y el ambiente que se respira aquí es sensacional. Estamos todo el día viendo deporte, hablando de deporte, comentando, los ves y no los conoces, te cruzas con ellos, pero te imaginas lo que han tenido que sacrificar todos para estar aquí y es un orgullo. Compartir todo esto con esos atletas es muy emocionante. En cuanto al golf, hay que prepararlo como un torneo más, pero no es fácil. Al final es algo diferente, vas con uniformes, las bolsas con las banderas… Sea como fuere, no e me hace raro. Yo siento cada semana llevando la bolsa de Paratore que en cierto modo represento a Italia. Tengo muchas ganas de empezar y saber lo que se siente al pinchar la bola en el tee del 1.

Una última curiosidad. Cada días nos despertamos muy pronto, somos de los primeros en desayunar y nos vamos en un coche de Italia al campo. El detalle es que los coches tienen wifi, con lo que el camino, que nos lleva media hora más o menos, se hace muy entretenido. Se agradece.